Los intendentes peronistas han tenido una relación marcada por la desconfianza con Axel Kicillof, el gobernador bonaerense. Durante los primeros años de su mandato, las tensiones fueron notorias, sobre todo con los jefes comunales del Conurbano. Sin embargo, con el paso del tiempo, este vínculo ha ido cambiando, dejando entrever un proceso de acercamiento, que, aunque lento, ha logrado consolidarse. ¿Qué sucedió en este camino y cómo han evolucionado estos lazos?
El inicio de la relación entre el gobernador bonaerense y los intendentes peronistas fue complicado. Según diversas fuentes, la reticencia de Kicillof a entregar recursos y obras con rapidez generó fricciones. Muchos alcaldes, sobre todo del Gran Buenos Aires, acusaron al gobernador de ser “difícil de tratar” debido a su meticulosa forma de gestionar. “Le dicen 'pato pichón' porque es difícil de pelarlo”, aseguró uno de los jefes comunales en una de las primeras entrevistas al respecto. A pesar de estas diferencias, los intendentes peronistas nunca dejaron de solicitar más obras, y de alguna manera, se reconoció que Kicillof no escatimaba en ese aspecto.
A medida que avanzaron los años, la relación entre el gobernador bonaerense y los intendentes peronistas empezó a suavizarse. Las continuas reuniones, en las cuales se discutían temas clave para la provincia, fueron favoreciendo una mayor comprensión mutua. Estos jefes comunales comenzaron a ver en Kicillof a un líder del peronismo con el que podían trabajar de manera más efectiva. Muchos comenzaron a apostar por su liderazgo, reconociendo que, aunque complicado, su estilo de gestión podía ser beneficioso para la provincia.
Más allá de las relaciones internas, Axel Kicillof también ha tenido que lidiar con la oposición, sobre todo con los sectores de Juntos por el Cambio. Durante los primeros años de su mandato, el PRO representaba uno de sus principales adversarios. Sin embargo, con el tiempo, las tensiones internas de la coalición opositora favorecieron al oficialismo, brindándole la oportunidad de crear acuerdos clave. Kicillof se encargó de fomentar las diferencias dentro de la oposición, lo que facilitó llegar a consensos en el Conurbano y en la legislatura.
Por otro lado, con la Unión Cívica Radical, la relación fue más fluida en sus primeros años. La coordinación con el Foro de intendentes de esta fuerza permitió avanzar en diversas gestiones, aunque hoy la situación se encuentra algo fría debido a un endurecimiento del posicionamiento radical. La necesidad de mayor diálogo y consenso sigue siendo uno de los puntos de debate.
Con la consolidación de La Libertad Avanza y el retroceso del PRO, el escenario político bonaerense está cambiando. Sin embargo, algunos sectores del peronismo siguen apostando por recuperar afinidad con la UCR para generar consensos más amplios. A medida que se acercan nuevas elecciones, los intendentes peronistas podrían jugar un papel clave en este nuevo contexto, buscando el apoyo del gobernador bonaerense para asegurar sus gestiones y, al mismo tiempo, generar las condiciones para un fortalecimiento del peronismo en la provincia.
En resumen, la relación entre Axel Kicillof y los intendentes peronistas ha recorrido un largo camino desde el desencuentro hasta el entendimiento. Los próximos pasos dependerán de cómo logren construir puentes con las diferentes fuerzas políticas en un contexto cada vez más cambiante.