Política

Agustín Laje y la red de influencia de la extrema derecha

¿Sabías que una organización secreta nacida en los 50 en México sigue marcando la política en América Latina, España y hasta en Argentina? Se llama Organización El Yunque, y aunque se presenta como defensora de valores católicos, su historia está marcada por el fanatismo, el secretismo y una obsesión: eliminar todo lo que huela a izquierda. En esta nota te contamos por qué sigue vigente y cómo se conecta con figuras como Eduardo Verástegui y Agustín Laje.

Todo arrancó en 1955, en la Universidad de Puebla. En plena tensión política, surgió el Frente Universitario Anticomunista (FUA), la cara visible de un grupo más oscuro: El Yunque. Su objetivo declarado era “defender la religión católica” y “luchar contra las fuerzas de Satanás”. Su método: infiltrarse en instituciones, actuar en secreto, y usar la violencia si era necesario.

Aunque nació en México, hoy El Yunque tiene redes en toda América Latina y España. Participa de campañas contra el aborto, el feminismo y los derechos LGBT. También apoya a partidos ultraconservadores como Vox, en España, o aliados en Chile y Argentina.

Uno de sus principales aliados actuales es Eduardo Verástegui, actor, productor de la película Sonido de Libertad y excandidato presidencial mexicano. Verástegui comparte ideales, eventos y financiamiento con fundaciones ligadas a El Yunque, como “Organización del Bien Común”. Incluso fue anfitrión de la CPAC 2022 en Ciudad de México, donde cerró su discurso al grito de “¡Viva Cristo Rey!”, eco directo del lenguaje del Yunque.

En Argentina, la conexión llega a través de Agustín Laje, referente local de la “batalla cultural” y asesor ideológico de Javier Milei. Laje participó de actos junto a Verástegui, recibió premios de políticos conservadores y dirige Fundación Faro, el think tank del gobierno libertario. Además, representa en España a “El Disenso”, la usina de ideas de Vox.

Aunque se presentan como defensores de la libertad, el mensaje y las acciones de estos grupos apuntan a lo contrario: silenciar a quienes piensan distinto, desinformar y retroceder en derechos. La historia del Yunque, que empezó como un grupo de estudiantes conservadores, se convirtió en una red global que mezcla religión, política y poder.

La gran pregunta es: ¿cómo una organización así sigue activa después de 70 años? La respuesta está en su capacidad para adaptarse, camuflarse en ONGs, sumar aliados estratégicos como Verástegui o Laje, y operar en las sombras mientras instala su mensaje en los discursos oficiales.

 

Y ahora que sabés de su existencia… ¿cuántas veces creíste estar viendo una campaña religiosa o política común y en realidad estabas viendo actuar a El Yunque?