Política
La relación de Francisco con los presidentes argentinos
El Papa Francisco siempre tuvo una mirada estratégica sobre los presidentes argentinos que pasó a recibir en el Vaticano. Su astucia y experiencia política, moldeadas por años de observación y reflexión, lo hacían un jugador astuto, como un experto ajedrecista que anticipa cada movimiento. Desde su llegada al papado, sus relaciones con figuras como Cristina Fernández y Mauricio Macri marcaron la agenda política de Argentina y dejaron claro su manejo delicado del poder.
El Vaticano y las jugadas políticas
El primer contacto de Francisco con Cristina Fernández no fue del todo cálido. A pesar de los esfuerzos de la presidenta por acercarse al Papa, Francisco nunca logró confiar plenamente en ella. En cambio, se mantuvo distante, mientras que, en su rol de mediador internacional, Francisco también mostró su desinterés por las demandas de CFK en momentos clave, como cuando la presidenta intentó conseguir una audiencia con él en Cuba, mientras él estaba centrado en desbloquear las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba.
La relación entre ambos fue, como se dice, "de amor-odio", donde Francisco nunca dejó de escucharla, pero también supo cuándo alejarse y tomar distancia, especialmente ante las acusaciones de corrupción que envolvían al entorno kirchnerista.
La decepción con Mauricio Macri
Pero la verdadera prueba de fuego llegó cuando Mauricio Macri asumió la presidencia. Desde su tiempo como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Francisco ya había detectado las primeras señales de traición. Uno de los incidentes más destacados ocurrió en 2009, cuando Macri incumplió una promesa sobre el matrimonio igualitario, algo que, según el Papa, traicionó su confianza. Este desliz, sumado a otros movimientos políticos, selló una relación fría, que alcanzó su pico en 2016, cuando ambos se reunieron en el Vaticano por primera vez en sus nuevos roles.
Esa audiencia fue descrita como "fría" y llena de tensiones. La distancia entre ambos quedó clara cuando Francisco aceptó una nueva reunión con Macri en 2016, pero de una manera bastante calculada: la fecha de la audiencia fue ajustada y la reunión en el Vaticano fue breve y formal.
Alberto Fernández y la desilusión final
Con la llegada de Alberto Fernández a la presidencia, Francisco intentó mantener una relación más cercana, pero nuevamente fue testigo de la traición. A pesar de haber apoyado a Martín Guzmán y respaldado algunas de sus decisiones, la desilusión no tardó en llegar. El Papa se dio cuenta de que, al igual que con Cristina Fernández y Mauricio Macri, las promesas políticas de Alberto Fernández no fueron cumplidas. El apoyo del Papa no pudo evitar que la relación se desgastara por las decisiones del gobierno argentino, especialmente con respecto a temas como el aborto.
El futuro con Javier Milei
Con la llegada de Javier Milei al poder, Francisco observaba con cautela el panorama político argentino. Aunque existían diferencias ideológicas, ambos compartían un vínculo común: la religión. La relación entre Francisco y Milei fue más cálida en comparación con sus predecesores. Durante su encuentro en 2024, el Papa mostró una actitud comprensiva, reconociendo las diferencias pero también resaltando la necesidad de diálogo.
A pesar de las diferencias económicas y políticas, el Papa no cerró completamente las puertas a Milei. En el ajedrez de la política argentina, parece que aún queda espacio para movimientos inesperados.
La relación de Francisco con los presidentes argentinos ha sido una partida de ajedrez, llena de estrategias, traiciones y desilusiones. Desde Cristina Fernández hasta Mauricio Macri y Alberto Fernández, el Papa ha jugado sus cartas con cuidado, siempre en busca de la mejor jugada para la estabilidad de la Argentina y el mundo.