Política

¿Por qué Tech Security y la familia Menem siguen siendo noticia en el mundo de la seguridad privada?

En los últimos días, las tensiones políticas y empresariales se han vuelto un tema candente, especialmente tras las recientes declaraciones de Victoria Villarruel, vicepresidenta de la Nación, quien se mostró descontenta por el bajo salario que percibe por su función pública. Para poner en contexto, Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, comparó su sueldo con el de Villarruel, señalando que él gana más, aunque por un puesto de menor jerarquía.

Pero no todo se queda en simples comparaciones salariales. La disputa cobró mayor relevancia cuando Lilia Lemoine, diputada nacional, sugirió que Martín Menem podía donar su sueldo, dado que posee una serie de empresas privadas que lo han hecho prosperar económicamente.

Entre estas empresas, una de las más notables es Tech Security S.R.L., una firma dedicada a la seguridad privada que emplea a más de 500 personas y mantiene contratos con diversos organismos y gobiernos. A pesar de su crecimiento, Tech Security ha estado bajo el foco de la atención pública, sobre todo por sus estrechos vínculos con el PRO y figuras cercanas al espacio de Javier Milei.

Fundada en 2005, Tech Security ha logrado contratos millonarios, principalmente gracias a sus conexiones políticas y a su habilidad para acceder a licitaciones del Estado. Entre sus clientes se cuentan importantes entidades del gobierno, incluyendo municipios como Vicente López, durante la gestión de Jorge Macri, y organismos como el Banco Nación y el Hospital Favaloro. Además, la empresa tiene presencia en eventos internacionales, como el Mundial Sub-20, donde fue responsable de la seguridad en el Estadio Único Madre de Ciudades.

Lo que destaca de Tech Security es su capacidad para mantenerse en la cima del negocio de la seguridad privada, a pesar de las fluctuaciones políticas. Si bien Martín Menem se deshizo de sus cuotas accionarias en 2023, el negocio sigue en pie y sigue beneficiándose de contratos estatales, incluso bajo gobiernos de diferentes signos políticos. Este tipo de negocios refleja cómo las relaciones políticas pueden influir en las decisiones empresariales y cómo las conexiones con figuras de peso pueden asegurar contratos millonarios.

Sin embargo, la presencia de Tech Security S.R.L. en licitaciones públicas también ha generado controversias. Se ha especulado con que la empresa pueda haber perdido algunas licitaciones en favor de competidores como Global Protection Service S.A. (GPS), que recientemente ha ganado terreno en el mismo sector, aprovechando ciertos vacíos que dejaron los Menem en el proceso de licitación.

En este contexto, se plantea una interesante pregunta: ¿es GPS el nuevo jugador en el mercado de la seguridad privada que ha desplazado a Tech Security en ciertos contratos estatales? Las conexiones de los Hazaff con la familia Menem, especialmente con Fernando Nicolás Menem, parecen haber asegurado a GPS un lugar destacado en el mercado. Mientras tanto, Tech Security sigue adelante con sus compromisos y contratos, sin perder su influencia, a pesar de la competencia creciente.

 

Este enredo de empresas, políticos y conexiones empresariales sigue siendo un tema relevante en el panorama político y económico argentino. La pregunta sigue abierta: ¿quién se beneficiará en última instancia de las licitaciones públicas en el sector de seguridad? Solo el tiempo dirá.