Nacionales
Axel en alerta: Martín Insaurralde y Sergio Massa ganan terreno en la administración Kicillof
En poco tiempo, casi con una aceleración que rompe la barrera del sonido, Sergio Massa y Martín Insaurralde se acercaron políticamente después de mantener distancia. El presidente de la Cámara de Diputados de la Nación y el Jefe de Gabinete bonaerense tuvieron desencuentros por la demora en algunos acuerdos previos que el lomense no activó con celeridad, pero que ahora ya estarían cumplimentados.
Después, con la llegada de Jorge D’Onofrio al ministerio de Transporte, hubo un cortocircuito con Leonardo Mardini, ministro de Infraestructura y miembro de esa miniliga de intendentes que comanda Insaurralde y tiene sintonía fina con Máximo Kirchner. El tema de los subsidios al transporte y las oficinas en el edificio de la calle 7 donde funciona Infraestructura fueron algunas de las cosas que provocaron los chispazos.
Pero en las últimas semanas, Massa e Insaurralde limaron asperezas, primero con un encuentro a solas, luego con la concreción de un postergado acto juntos que mostró públicamente la sintonía (iba a ser primero en Cañuelas, se postergó y terminaron mostrándose juntos en una recorrida en Pilar el miércoles), y ayer con un almuerzo en el Congreso, del que participó también el presidente del Grupo Bapro.
Además de los saludos de rigor por el cumpleaños de Massa y los comentarios acerca de la película que se está por estrenar y que cuenta la pelea política entre Menéndez y su antecesor Raúl Othacehé en Merlo, los demás temas conversados quedaron bajo estricta reserva de los participantes.
Lo concreto es que con el almuerzo, el diputado nacional y el funcionario bonaerense avanzaron en lo que parece ser una alianza política más en el peronismo provincial, que avala Máximo Kicrhner, quien mantiene una buena relación con Massa y sostiene una alianza con Insaurralde que hasta ahora les ha generado beneficios mutuos; el hijo de la vicepresidenta es el presidente del PJ bonaerense y el exalcalde de Lomas el Jefe de Gabinete provincial contra la voluntad del mismísimo Gobernador en su momento.
No es difícil imaginar que a Axel Kicillof le cosquillea ver fotos de Insaurralde con Máximo y con Massa, con quien también el mandatario provincial ha ajustado la relación. Sin embargo, el enemigo común parece estar en Balcarce 50 y eso conlleva a que las juntadas provinciales parezcan menos forzadas. La política bonaerense parece aislar cada vez más a Alberto Fernández al son de las durísimas críticas del kirchnerismo duro con base en el territorio bonaerense, que se complementan con gestos co0ntundentes de unidad del resto de los sectores sin albertistas a la vista.
Por caso, la conformación de la mesa provincial del Frente de Todos dejó al margen a los intendentes más cercanos al Presidente, y ni hablar de los actos de gestión y política. Solo en los últimos días se registra la presencia de Juan Zabaleta (ministro de Desarrollo Social de la Nación) en Florencio Varela, compartiendo escenario con Kicillof, Máximo (es curiosa su presencia en palcos donde se anuncias cosas de gestión y sin otra intencionalidad que la de dar un mensaje sin hacer uso de la palabra) y Andrés Larroque, entre otros. Pero no la pasó bien el albertista exintendente Hurlingham ante los cuestionamientos durísimos del Cuervo. De hecho, habló y se fue enseguida.
La política bonaerense no pierde oportunidad para decirle a Fernández, con gestos contundentes, que está solo en su decisión de mantener el rumbo y a Martín Guzmán, y eso conlleva a que se achiquen las distancias entre dirigentes que se miraban con recelo, y que quizá vuelvan a hacerlo cuando el foco de la tormenta se desvíe de la Casa Rosada.