Política
Crisis interna en la UCR: expulsiones y acusaciones cruzadas
El Tribunal de Ética de la UCR tomó una decisión histórica este jueves: la expulsión de los diputados Mariano Campero, Martín Arjol y Luis Picat, mientras que Pablo Cervi recibió solo un apercibimiento por haberse retractado de su apoyo al veto de Javier Milei al aumento jubilatorio. Esta resolución encendió un fuerte debate dentro del partido y desató una ola de críticas de los sancionados.
¿Qué pasó en la UCR?
El conflicto surge tras el voto de los legisladores en apoyo a una medida propuesta por Javier Milei, lo que fue considerado como una traición a los principios del partido. Según el Tribunal de Ética, este tipo de decisiones "no pueden representar al radicalismo". Sin embargo, para los afectados, la sanción es más un movimiento político que una acción disciplinaria legítima.
Uno de los expulsados fue tajante: "Van a tener que venir a sacarnos con un grupo de tareas". Estas palabras reflejan la tensión interna en la UCR, donde algunos sectores acusan a la cúpula partidaria de tomar decisiones centralizadas desde Buenos Aires, alejadas de las realidades provinciales.
La reacción de Rodrigo De Loredo
El presidente del bloque radical en Diputados, Rodrigo De Loredo, no tardó en manifestar su rechazo a la decisión. En un contundente tuit, calificó la medida como "ilegítima, arbitraria y parcial", señalando que el Tribunal de Ética actúa más como un actor de internas que como un órgano imparcial.
"Con un bloque escindido en Diputados, y con senadores y diputados que en reiteradas ocasiones tomaron posturas distintas a sus bloques, selectivamente se busca castigar solo a unos", expresó De Loredo. Sus declaraciones dejaron al descubierto las fracturas internas del partido, que parece cada vez más dividido entre quienes apoyan una postura tradicional y quienes buscan un acercamiento a los libertarios.
¿Qué significa esta expulsión para el futuro del radicalismo?
La decisión del tribunal no solo afecta a los expulsados, sino que también pone en jaque la cohesión interna del partido. Con la figura de Martín Lousteau liderando la UCR y un grupo creciente de desencantados formando bloques propios, las tensiones podrían intensificarse.
Desde la perspectiva de los sancionados, esta medida no tiene efectos prácticos debido a que las afiliaciones son distritales, no nacionales. No obstante, el gesto simbólico marca un antes y un después en la relación entre la UCR y aquellos que buscan alinearse con el discurso de figuras como Javier Milei.
Una crisis que promete nuevos capítulos
La disputa interna no parece estar cerca de resolverse. Las palabras de uno de los expulsados —"No nos movemos un pelo de la pelea del partido y del rumbo del cambio de la Argentina"— apuntan a un futuro lleno de confrontaciones en el radicalismo. Mientras tanto, las bases del partido observan con preocupación cómo el conflicto puede erosionar su unidad de cara a los próximos desafíos electorales.
El impacto de esta expulsión de la UCR resuena más allá de los nombres involucrados, poniendo en juego el liderazgo y el rumbo de un partido que enfrenta dilemas cruciales en su identidad y estrategia política,