Política

Edenor: siguen los dramas con los medidores prepagos

Aquel 24 de noviembre de 2020 no será fácil de olvidar para Lorena Pereyra, de 40 años, vecina de Pilar en el barrio Manzone, ubicado sobre la también conocida como Villa Astolfi.

Ese día empezaba a escribirse la novela de un infierno especial con el incendio de su casilla cuyas causas se originarían en el recalentamiento del medidor prepago “MIDE”, proporcionado por la empresa Edenor, sistema con el cual la empresa de distribución del conurbano norte asegura la recaudación hasta el último kilowat de consumo de energía.

En diálogo con VisiónPolítica, Lorena dijo que de la empresa Edenor sólo recibió un nuevo medidor prepago sin costo para seguir participando de este gran festival de falta de explicaciones sobre la seguridad hogareña que proporciona este aparato que Edenor llama “MIDE” o Medidor Integrado de Electricidad.  

Cómo si fuera una ironía del destino, Lorena confirmó que Edenor acompaña con visitas trimestrales para detectar que “no haya problemas” con el dispositivo.

Otra ironía de aportada por las circunstancias hace que el lugar casi carezca de alumbrado y que de noche a lo largo de trescientos metros entre paradas de colectivos y las viviendas del barrio haya sólo penumbras.

LA CONDENA AL BOLSILLO 

Lorena está muy agradecida por ser sobreviviente del desgraciado siniestro de noviembre de 2020.  Vive para contar todo gracias a que su yerno sacó a tiempo la garrafa de la cocina cuando todo empezaba a arder.

Todavía espera que los bomberos de Pilar le extiendan un certificado que detalle las causales del siniestro, pero al igual que  “El coronel no tiene quien le escriba”, la genial obra de Gabriel García Marquez, ese documento nunca llegó a sus manos. La única novedad es que, a raíz de numerosos incendios ocurridos en el lugar, se está proyectando un nuevo destacamento en el barrio.

Las penurias se pesan por toneladas en un presente sufrido por Lorena y que es acompañado por las secuelas de un incendio que la dejó sin nada, apenas con una casilla de madera proporcionada por el municipio y un nuevo medidor prepago.

CADA TRES DÍAS, MIL PESOS

Su relación con Edenor sigue traumática dado que, además de ese conflicto en el cual todavía no ha tenido respuesta por los estragos sufridos en su vivienda, ahora paga consecuencias pecuniarias más negativas teniendo que recargar consumos de mil pesos cada tres días.

“Cada tres días tengo que depositar mil pesos y resulta muy difícil mantenernos en esa situación porque es un gasto muy alto para nuestras posibilidades” dijo Lorena quien luego trata de buscar alguna explicación por tamaña cifra al aceptar que “puedo estar usando alguna estufa eléctrica, pero nada más” como si fuera un pedido de disculpas. 

Lorena, al igual que muchos argentinos, tiene un pago con algún subsidio del estado, pero esto no alcanza y se calcula que los usuarios de MIDE pagan cerca de un 25% más que cualquier usuario formalizado.

Su batalla con este medidor que lima sus bolsillos sigue a todo ritmo y también persiste en dimensión importante su lógico temor a que haya nuevos recalentamientos de su MIDE y la desgracia de un incendio vuelva a golpear su puerta.

“Vivo con miedo, muchas veces cuando me dispongo a recargar el medidor desconecto todos los aparatos electrodomésticos, voy a cargar consumo a un comercio cercano y vuelvo y recién ahí vuelvo a reiniciar el medidor y después vuelvo a enchufar los aparatos”, narró Lorena.

Los temores y el reiterado capítulo de las recargas que cuenta Lorena se repite en muchas viviendas del barrio Manzone y también otros distritos donde Edenor presta servicios porque se calcula que hay más de 150 mil MIDE distribuidos en hogares de Merlo, Moreno, General Rodríguez, San Martín, José C. Paz.

CON NECESIDADES, SIN DERECHOS

Los temores llegan a su punto culminante cuando se generó en muchos habitantes la tendencia a desconectar ese medidor de noche por miedo a sufrir nuevos incendios y no consumir luz cuando más se necesita y tener la compañía –esta vez poco romántica- de un par de velas. 

En diálogo con VisiónPolítica, Lucía Rasemberg, integrante de la Red Multisectorial de usuarios de Servicios Públicos remarcó la situación dramática de los consumidores de MIDE porque “para ellos la luz es todo y, salvo la garrafa que se usa exclusivamente en la cocina, todo lo demás está relacionado con el consumo eléctrico”  

Cabe señalar que los medidores prepagos tuvieron su bautismo legal en 2018 y, de esa manera, Edenor solucionó dos problemas importantes para su realidad comercial. Por un lado recauda periódicamente desde un sector social que prácticamente tenía perdido y que ahora está obligado a abonar. Por el otro, y esto también es importante, la empresa se permite cobrar un 25% más que los usuarios formales o residentes de la zona de influencia que pagan periódicamente el servicio a través de los circuitos comunes de suministro.  

Para Edenor parece que donde hay una necesidad no hay un derecho. Rasemberg recordó que los conectados con medidores prepagos “dejan de tener el amparo legal y los derechos como usuarios al convertirse en compradores periódicos de un servicio prepago y, por tanto, no valen reclamos por avisos de corte anticipados, ni oscilaciones de voltaje ni nada de esas cuestiones”

“Con los medidores prepagos se deja de ser cliente o usuario de Edenor, porque el número de cliente del medidor común desaparece y así el usuario con medidor prepago pierde todos los derechos” sostuvo Rasemberg.

Asimismo, la abogada advirtió que “los medidores prepagos son peligrosos porque no tienen mantenimiento y suelen ponerse en casillas precarias de madera y pueden recalentarse, quemarse y provocar incendios” 

Esto sucede porque “es muy endeble el material con que están fabricados, según me dijeron varios electricistas y por eso se han conocido de muchos casos en que han explotado”.

Rasemberg aseguró que la Red acompaño varios reclamos administrativos para pedir la derogación lisa y llana de la mentada Resolución 258 y por tanto, estos medidores, pero Edenor sólo responde con tensos silencios, mientras que el Estado, a través del Ente Regulador de Electricidad (ENRE) se animó un poquito más, pero no mucho, señalando que ese reclamo lo tiene en estudio. 

Desde la Red multisectorial y desde otras entidades piden a gritos que “se vuelva a colocar el medidor tradicional porque eso es lo que debe tener cualquier familia, para tener cierta seguridad en cuanto a su instalación eléctrica y además porque te resulta muy discriminatorio esta cuestión de tener ese medidor que los limita en el uso y que de por sí pagan más caro por un servicio malísimo”.