Política
Efecto Massa: el ministro de economía confía en el respaldo a su plan por parte de un sector de la UCR
Sergio Massa tomó las riendas de la Economía Argentina con un aval explícito de casi todo el Frente de Todos -una especie de clamor-, pero profundamente sabe que si quiere hacer cirugía mayor se va a encontrar con la intransigencia de la socia mayoritaria del espacio, es decir Cristina Kirchner.
Acaba de comprobarlo con la llegada de Rubinstein al equipo que intenta conformar, y que está, de mínima, en suspenso, presumiblemente (y en alguna medida) por los tuits que supo escribir contra el Gobierno y contra la vicepresidenta, y que le valieron de parte de Horacio Verbitsky el apelativo de “guarro”.
Es verdad que Massa logró en las últimas horas un gesto del kirchnerismo duro, que cedió posiciones en la Secretaría de Energía, un espacio que había sido campo de batalla de las tensiones con Martín Guzmán. También es cierto que debe haber mirado con atención el cónclave que se llevó a cabo en La Plata, donde el gobernador Axel Kicillof y el núcleo duro de La Cámpora dijeron lo suyo.
Más allá de las tensiones que se hacen notar en el Frente de Todos, hay un proceso que se gestó en silencio y empieza a concitar atención en la arena bonaerense. Se trata de la UCR, que genera masa crítica y músculo político con la premisa de prepararse para disputar y llegar al poder en 2023.
Esas dos trayectorias que parecen paralelas pueden encontrarse en algún punto. Los radicales, que cargan a cuestas con el estigma de las salidas anticipadas del poder de Raúl Alfonsín y de Fernando De la Rúa, ya expresaron a viva voz su preocupación por lo que consideran un momento de inestabilidad institucional.
En la última cumbre celebrada en La Plata, el Foro Legislativo planteó como tarea “garantizar la institucionalidad y no ser funcional a estrategia desestabilizadora" para que el Gobierno "no termine el mandato antes de tiempo".
Sergio Massa, siempre atento al juego propio y al ajeno, empieza a ver en esos gestos del radicalismo la garantía institucional que necesita para poder llevar adelante sus planes. El Frente Renovador, hay que recordar, encontró su primera marca identitaria en “el abrazo de Perón y Balbín”, y encolumnó a dirigentes de origen radical, como la mismísima Cecilia Moreau, flamante presidenta de la Cámara de Diputados de la Nación.
¿Puede el nuevo Ministro de Economía encontrar interlocutores razonables en, por ejemplo, Mauricio Macri o Patricia Bullrich? ¿Tiene Horacio Rodríguez Larreta el grado de autonomía necesaria para sentarse a dialogar con el Gobierno? En un espacio plagado de dirigentes que esperan que “el peronismo la choque” para volver en 2023, parece poco probable.
La UCR, por el contrario, hace crecer a dirigentes como Facundo Manes y Gerardo Morales -también muy cercano al Frente Renovador- que no sólo se oponen a la teoría del “cuanto peor, mejor”, sino que buscan mostrarse como una opción potable y responsable para posicionarse, como el propio Massa, hacia 2023.
Según se pudo saber, esta idea, de la que por ahora se habla únicamente en una mesa que contiene un reducido número de comensales, se llevaría a la práctica en las próximas horas, mediante algunos contactos informales para adelantar los planes del flamante “superministro”. Sería como meter un pie en el agua para medir la temperatura antes de darse un verdadero chapuzón.
Fuentes: LaMovidaPlatense.com, VisionPolitica.info, NoticiasEnsenada.info, CriticaArgentina,com.ar