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Geraldine Calvella: de función pública a la Legislatura con polémica y revanchas en La Libertad Avanza
La carrera política de Geraldine Calvella no ha estado exenta de controversias. A sus 23 años, trabajó en marzo pasado como director de Fiscalización de Centros de Documentación en el Registro Nacional de las Personas (Renaper), con un sueldo bruto de $2.732.002. Sin embargo, la falta de experiencia de Calvella provocó el rechazo incluso entre seguidores de La Libertad Avanza, lo que resultó en su rápida renuncia. Hoy, siete meses después, y en un contexto de reorganización interna del espacio libertario, el joven dirigente parece estar lista para una revancha política, ocupando la banca legislativa que Alejandro Carrancio deja en noviembre al asumir en el Instituto Nacional de Promoción Turística (INPROTUR). .
Este ascenso le permitirá integrarse como una de las 12 representantes del bloque libertario en la Legislatura bonaerense, donde compartirá espacio con los aliados del PRO de Patricia Bullrich, ampliando así la influencia de La Libertad Avanza. Sin embargo, no es menor el hecho de que Calvella representará una sección electoral que no le corresponde geográficamente, resultado de la estrategia política de Sebastián Pareja, principal armador de LLA en la provincia de Buenos Aires.
Más allá de su cuestionada trayectoria, Calvella se posiciona como una voz activa en las críticas al adoctrinamiento en universidades públicas, tema que La Libertad Avanza ha puesto en la palestra como parte de su agenda ideológica. En su discurso de asunción, la joven política lanzó duros comentarios hacia los centros de estudiantes, acusándolos de perpetuar una cultura de violencia y adoctrinamiento que, según ella, limita la educación en favor de intereses partidarios.
Es aquí donde se presenta un dilema ideológico dentro del bloque libertario: ¿son estos nuevos dirigentes realmente una alternativa a las viejas prácticas políticas o replican estrategias de acomodación y designación que antes criticaban? La oportunidad que recibe Calvella evidencia cómo LLA se enfrenta a los desafíos de consolidarse en el sistema, donde las críticas al "curro" universitario y al adoctrinamiento chocan con la necesidad de justificar su propio manejo de cargos y espacios de poder.