Policiales
Américo Balbuena, infiltrado periodístico, condenado por su rol en la Policía Federal
Américo Balbuena, un hombre con un perfil bajo y una historia oculta, fue condenado esta semana por la Cámara de Casación. El periodista, cuyo nombre comenzó a sonar en los medios tras su vinculación con la Policía Federal, había sido parte de la Agencia Rodolfo Walsh, donde se desempeñó como reportero. Durante años, Balbuena cubrió marchas y manifestaciones, sin que nadie sospechara de su verdadera identidad.
Balbuena llegó al periodismo en 2002, con un diploma reciente y una relación cercana con Rodolfo Grinberg, fundador de la agencia. A pesar de sus limitadas habilidades periodísticas, como la mala sintaxis y ortografía en sus reportes, logró infiltrarse en ambientes de derechos humanos, cubriendo temas como el caso Luciano Arruga y otros conflictos sociales. Su cercanía con los organismos de derechos humanos y su rol activo en manifestaciones levantaron sospechas, pero fue en 2013 cuando su verdadera identidad fue expuesta.
Carrera en la Policía Federal
Durante la dictadura, Balbuena se unió a la Policía Federal, donde trabajó en la Dirección General de Inteligencia y en el Cuerpo de Informaciones. A pesar de sus bajas evaluaciones, logró ascender dentro de la fuerza, obteniendo diplomas al mérito en democracia. En 1998, abandonó la fuerza, pero su vínculo con el espionaje nunca terminó. En paralelo, se dedicó al periodismo, siempre con un sueldo fijo pagado por el Ministerio de Seguridad.
La relación de Balbuena con la Agencia Rodolfo Walsh parecía de confianza hasta que, en 2013, Miriam Lewin descubrió su infiltración. Un exagente arrepentido alertó sobre su presencia en la agencia. Balbuena fue confrontado por Grinberg, quien rápidamente lo separó de la agencia. La denuncia fue formalizada por la abogada Myriam Bregman, y tras una larga espera, la justicia dictó su sentencia en 2023, condenándolo a dos años de prisión.
La condena y el legado de un infiltrado
El caso de Balbuena no es aislado. Su historia refleja el peligro de los infiltrados en el periodismo y en las organizaciones sociales. Con la sentencia confirmada por la Cámara de Casación, se reabre el debate sobre el rol de los agentes de inteligencia y su presencia en la prensa. Es necesario un análisis profundo sobre el uso de agentes de inteligencia como periodistas o informantes, que afecta la credibilidad del periodismo independiente.
Este caso invita a reflexionar sobre la relación entre el espionaje estatal y el periodismo en Argentina. Los infiltrados como Balbuena siguen siendo una preocupación para la libertad de prensa y la integridad de las organizaciones sociales. Es urgente que se tomen medidas para evitar que situaciones como esta se repitan, protegiendo tanto a los periodistas como a los ciudadanos de futuras infiltraciones.