Política

Japón se prepara para verter agua radiactiva al Pacífico a pesar de las preocupaciones internacionales

En medio de crecientes preocupaciones y tensiones internacionales, Japón está a punto de iniciar el vertido de agua radiactiva al Océano Pacífico desde la planta nuclear de Fukushima. A pesar de las advertencias de naciones insulares y otros países afectados, el operador de la planta, Tokyo Electric Power Co (TEPCO), comenzó las pruebas para desparramar el agua utilizando agua dulce, según informó el medio de comunicación japonés NHK.

El proceso de prueba, que durará aproximadamente dos semanas, tiene como objetivo verificar el funcionamiento adecuado de las bombas del sistema y la capacidad de detener el flujo de agua en caso de un evento inesperado. Se espera que la prueba concluya este mes, incluyendo una inspección por parte de la Autoridad de Regulación Nuclear.

El gobierno japonés había anunciado previamente que el vertido de agua de la planta nuclear de Fukushima al mar se llevaría a cabo "alrededor de esta primavera o verano", lo que generó preocupación entre las naciones insulares que todavía se enfrentan a los efectos de las pruebas nucleares desde 2011.

Expertos nucleares han expresado su escepticismo sobre la capacidad de la tecnología utilizada por TEPCO para tratar adecuadamente los materiales radiactivos presentes en el agua, como el cesio y el tritio.

Aunque los políticos japoneses afirman que el agua tratada es segura para el consumo humano después de pasar por el sistema de tratamiento de múltiples nucleidos (ALPS), los físicos nucleares advierten que esto no es suficiente y que la contaminación de los productos marinos es inevitable.

Las posibles consecuencias de la contaminación del Océano Pacífico van más allá de la destrucción del ecosistema marino en las costas y afectarían tanto a Japón como a otros países. Existen preocupaciones sobre bloqueos comerciales y represalias internacionales, con la posibilidad de prohibir importaciones de alimentos de Japón debido al riesgo de adquirir materia prima contaminada.

Además, el vertido de agua radiactiva violaría convenciones internacionales, como la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, la Convención sobre la pronta notificación de accidentes nucleares y la convención sobre seguridad nuclear, las cuales se comprometen a proteger el medio ambiente marino y evitar la transferencia de daños o peligros.

Varios países han expresado su descontento y preocupación ante la actitud de Japón. China ha criticado duramente la decisión, calificándola de "extremadamente egoísta e irresponsable" y ha instado a Japón a asumir la responsabilidad de sus acciones.

Corea del Sur también ha manifestado su preocupación, señalando el impacto potencial en su cultura culinaria y en la industria pesquera. Incluso Ecuador, con sus costas en el Pacífico y las islas Galápagos en riesgo, ha instado a los gobiernos y al mundo a pronunciarse debido a las posibles consecuencias nefastas para la economía y la pesca.

El vertido de agua radiactiva en el Pacífico plantea un problema global, ya que sus efectos podrían extenderse a nivel mundial. Además de los daños al equilibrio marino y la posible migración de especies, se teme que se produzcan crisis alimentarias y se dificulte la pesca en varios países.

A medida que el gobierno japonés avanza con sus planes de vertido de agua radiactiva, las naciones afectadas y la comunidad internacional observan con creciente preocupación y exigen responsabilidad y medidas adecuadas para proteger el medio ambiente y la salud pública.