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Japón desata controversia internacional al iniciar el vertido de agua contaminada de Fukushima

Japón ha iniciado el proceso de vertido de agua contaminada al océano Pacífico desde la central nuclear de Fukushima Daiichi, desencadenando un debate acalorado y protestas tanto a nivel nacional como internacional. La controvertida decisión, respaldada por el organismo de control nuclear de la ONU, marca un hito en los esfuerzos del gobierno japonés para gestionar los desechos radiactivos generados por el devastador terremoto y tsunami de 2011 que provocaron fusiones en tres reactores nucleares.

La operadora de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO), afirmó que antes del vertido, el agua contaminada ha sido tratada mediante el sistema ALPS, que es capaz de eliminar completamente 62 tipos de materiales radiactivos, con la excepción del tritio y el carbono-14. TEPCO asegura que la concentración de tritio en el agua está "muy por debajo" del estándar nacional, y se ha confirmado que se ha diluido de acuerdo con las expectativas. El proceso de vertido será supervisado tanto por las autoridades japonesas como por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) para garantizar su conformidad con los estándares de seguridad.

Sin embargo, esta decisión ha desatado una fuerte oposición. La Federación Nacional de Cooperativas Pesqueras se opone firmemente al plan, argumentando que esto perpetuará el estigma radiactivo que afecta a las capturas de los pescadores de Fukushima desde 2011.

Además, sectores de la sociedad japonesa, la comunidad científica internacional y organizaciones ecologistas como Greenpeace han expresado su descontento, considerando insuficientes las garantías de seguridad presentadas. Incluso países vecinos, especialmente China, han tomado medidas en respuesta al vertido. China anunció la suspensión de todas las importaciones de productos del mar procedentes de Japón en protesta por esta controvertida decisión.

Este vertido de agua contaminada es parte de un proceso que se espera que dure décadas, lo que seguramente mantendrá encendido el debate sobre su impacto ambiental y las garantías de seguridad a lo largo de los años venideros. Mientras tanto, Japón enfrenta una creciente presión tanto en casa como en el ámbito internacional para abordar de manera efectiva los residuos radiactivos de Fukushima Daiichi.