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La batalla final en Uruguay: ¿Cambio o continuidad?

A tres días de las elecciones presidenciales en Uruguay, ninguno de los tres principales candidatos alcanza el 50% de intención de voto. Esta realidad pone al país en el umbral de una segunda vuelta el 24 de noviembre, según las recientes encuestas divulgadas en medios uruguayos. La lucha entre el oficialismo y la oposición ha polarizado la opinión pública y, a la vez, revela una dinámica política en la que los indecisos podrían definir el futuro del país.

El Partido Nacional, liderado por el candidato Álvaro Delgado, apuesta por la continuidad y estabilidad de una gestión que cobró popularidad durante la pandemia. Sin embargo, Yamandú Orsi, del Frente Amplio, apela a un electorado ansioso por un giro a la izquierda, avalado por la histórica figura de José "Pepe" Mujica. Orsi lidera la mayoría de las encuestas, con un 44-45% de intención de votos según las consultoras Cifra, Opinión y Factum, un apoyo sólido que, aunque aún insuficiente para ganar en primera vuelta, lo posiciona como el favorito.

Andrés Ojeda, candidato del Partido Colorado y el más joven de los tres, sigue con una promesa de renovación, buscando atraer a los votantes que rechazan tanto la continuidad del Partido Nacional como el retorno del Frente Amplio. Sin embargo, con un 15% de intención de voto, según varias encuestas, su candidatura probablemente termine siendo decisiva en una eventual segunda vuelta, donde sus seguidores podrían inclinar la balanza.

Lo que resalta en esta contienda no es solo el juego de números o porcentajes, sino la profunda división de un electorado que ve el futuro en direcciones opuestas. Uruguay enfrenta la posibilidad de un cambio de ciclo que bien podría significar un regreso a políticas de izquierda o la consolidación de un modelo de centroderecha que se ha adaptado a los desafíos recientes. La interrogante está en si la propuesta de cambio logrará captar a los indecisos, cuyo peso se hace evidente a medida que se acerca la votación.