Política
Solo se presentará si las encuestas lo acompañan: Macri busca ganar en primera vuelta
Mauricio Macri archivó, al menos por ahora, las cartas de bridge y se sentó a la mesa donde se juegan apuestas más grandes. Sabe que no le sobran fichas, pero intuye que en el actual desconcierto político podría tener una ganancia que daba por descartada cuando perdió la reelección en 2019. Mientras mira los movimientos en el dinamitado oficialismo, el expresidente recupera centralidad en Juntos por el Cambio. Verá si le alcanza para llegar al añorado segundo tiempo o solo le sirve para erigirse como el ordenador del partido que fundó y que, a falta de liderazgo claro desde su corrimiento posderrota, entró en una peligrosa lucha fratricida. Macri también querrá poner condiciones a los socios de Juntos por el Cambio. Pero estos, en especial la Unión Cívica Radical, hoy se plantan de otra manera.
“Mauricio se largó porque Horacio (Rodríguez Larreta) no tiene pasta de líder, es muy tibio”, contó uno de los dirigentes bonaerenses que más hablan con el expresidente. Dijo, además, que a Macri le preocupa que el PRO esté perdiendo el núcleo duro de su electorado por una falta clara de conducción y de posicionamiento más drástico ante las políticas del Gobierno nacional y del Gobierno de la provincia de Buenos Aires. “Mauricio va a jugar, y si no es él candidato a Presidente va a ser el que defina quién es”, remarcó la fuente.
Cada vez más integrantes de Juntos por el Cambio ven la intención de Macri de ir nuevamente a la pelea por la banda presidencial. Con irónica malicia, un legislador del espacio se preguntó ante este medio:
¿Si cuando era Presidente trabajaba seis horas, por qué trabaja ocho ahora si no es porque quiere volver a la Presidencia? No va a poner el esfuerzo en favor de otro
El exmandatario está convencido de que aún puede retener el grueso del 40 por ciento de los votos que lo acompañaron en el 2019 (ganó Alberto Fernández en primera vuelta con más del 48%) y que, aun con 10 puntos menos, no solo gana una eventual interna en Juntos por el Cambio, sino que se asegura ir al balotaje. Cree que quien llegue a la segunda vuelta contra el actual oficialismo, sea quien sea, se alzará con la victoria.
Por otro lado mira con atención los movimientos en el Frente de Todos. Sabe que una ruptura oficialista, que pueda traducirse en dos ofertas electorales desprendidas de la alianza gobernante, le saca a Juntos por el Cambio el peso de tener que mantenerse unido sí o sí. En un hipotético escenario de cinco ofertas electorales competitivas -dos peronistas, el PRO, el radicalismo y los libertarios-, con un 25 por ciento del electorado se podría llegar al balotaje, en una remembranza de las elecciones de 2003, cuando Néstor Kirchner fue segundo pero Carlos Menem renunció a la segunda vuelta porque sabía que su techo era el alcanzado en la primera.
Macri no mira en las encuestas su altísima imagen negativa, mira lo que tiene a favor y lo que podría recuperar de quienes hoy no lo votarían. También avisó que no serán las encuestas las que definan el candidato del PRO para los próximos comicios, como pretendería Larreta. Patricia Bullrich tampoco confía en las encuestas. Su argumento y el de Mauricio coinciden:
No se han caracterizado por los aciertos en los últimos tiempos, y ni siquiera las que encargamos nosotros coinciden en los diagnósticos
Macri parece más decidido a encarar nuevamente la aventura presidencial que a relegarse a ser un ordenador externo. Rodríguez Larreta dice que no se baja y promete enfrentarlo por la candidatura. Pocos en el PRO ven posible esa contienda y ante la disyuntiva ganan ampliamente las apuestas en favor del renunciamiento del Pelado. Y allí em piezan los problemas que tensionan al extremo la convivencia en Juntos por el Cambio. Además de ellos dos, Bullrich también quiere ser y el propio Macri subió al ring a María Eugenia Vidal. En el vidalismo dicen que ella, pese a los números de las encuestas, todavía tiene mucha ascendencia en la gente, sobre todo del interior.
El exmandatario suele inferir que parte del fracaso de su gobierno se debió a la política y a los radicales. En paralelo es un admirador del proceso Milei, que sin política llegó a donde está.
Bajo esas circunstancias, no lo afectaría una ruptura de Juntos por el Cambio; más: algunos sostienen que la busca. Pero frente a esa amenaza, los contrapesos empezaron a funcionar, incluso dentro del PRO. Entonces el tipo va a una ruptura. Tampoco se va a suicidar y va a forzar la ruptura ahora, llevará la tensión hasta último momento y decidirá de acuerdo a su conveniencia.
Macri pretende una postura más dura frente al Gobierno. Por caso, que no se acompañen medidas que después puedan afectar a la próxima administración. Y en ese sentido también pone la lupa sobre las votaciones en la Legislatura bonaerense con el acompañamiento de los bloques de Juntos. Hubiese preferido que la política provincial cerrara menos acuerdos por cargos y se mantuviera más opositora en designaciones como la de Federico Thea, por ejemplo.
Su coqueteo con Javier Milei molesta a los socios del PRO en Juntos por el Cambio, pero Macri cree que su espacio es el que debe capitalizar el enojo del electorado que por ahora usufructúa el despeinado economista. El radicalismo no quiere saber nada con la incorporación de un personaje que, entre otras cosas, impulsa la libre portación de armas y quiere privatizar la educación y la salud. Puede ser la piedra que rompa definitivamente los cristales. Por eso el radicalismo se apuró a ratificar su pertenencia a Juntos por el Cambio, y a marcar con insistencia la necesidad de llegar pronto a un acuerdo programático, que sea respetado después por quien se quede finalmente con la candidatura presidencial de la coalición.
Además inquieta otra visión de Macri, que es quitarle relevancia a la política y, por ende, a la trascendencia que tiene para una alianza de gobierno ganar gobernaciones e intendencias. Sin más, preocupa la visión del expresidente acerca de que no es tan necesario tener las riendas del Ejecutivo bonaerense para poder gobernar bien la Nación. Pero esa postura es el verdadero Talón de Aquiles en su estrategia, lo que los moderados del PRO tampoco bancarían. Muchos en el espacio sostienen que “si en el 2023 no gobierna la política dentro de Juntos, esto no tiene arreglo”. Lo dicen, entre otros, quienes buscan reunir a radicales y lilitos no solamente con la postura dialoguista de Larreta, sino también con Patricia Bullrich.
“Hay que salir de la lógica Cristina - Macri, porque si Mauricio vuelve va a decir ‘esta vez no me voy a someter’. Perdió el filtro, que era Marcos Peña”. La reflexión proviene de un dirigente de un sector muy enfrentado con el exjefe de Gabinete, pero que advierte que la aversión de Macri por la rosca política es una amenaza latente, que incluso podría llevarlo a un nuevo fracaso. Dividirse es poner en riesgo muchos distritos que hoy gobiernan distintos partidos que integran Juntos, y ese límite, muy pocos están decididos a cruzarlo.
INTERVENCION DIRECTA
Por qué dinamitó un acuerdo entre el oficialismo y Juntos en la Provincia
La intervención de Mauricio Macri en la interna de Juntos por el Cambio no había afectado a la política bonaerense hasta que el expresidente forzó que se cayera la sesión prevista para el 11 de mayo, donde se votaría el nuevo régimen jubilatorio de los empleados del Banco Provincia, retrotrayendo modificaciones que había hecho María Eugenia Vidal. La consecuencia más drástica puertas adentro fue la salida de la mesa provincial del PRO de Néstor Grindetti, uno de los negociadores con el Ejecutivo junto al radical Maximiliano Abad, y las esquirlas llegaron hasta la semana pasada, cuando se retomaron algunos de esos acuerdos, pero con otro cimbronazo político, por la renuncia de Joaquín de la Torre a la vicepresidencia segunda del Senado.
¿Por qué Macri dinamitó el consenso bonaerense que le permitiría a Kicillof cumplir con el compromiso asumido con el gremio bancario? “Porque está pensando en el día después, porque él se ve adentro, se ve gobernando otra vez, y el tema del Bapro es volver para atrás en lo que fue la base del Gobierno de Cambiemos. Vos tenés que llevar las jubilaciones para arriba, no para abajo”, fue la respuesta de un legislador de Juntos que en este caso puntual coincide con del expresidente, aunque políticamente se siente alejado de él.
“Si bancábamos lo del Banco Provincia quebrábamos la Caja”, completó. Macri fue advertido pocas horas antes de que se llevara adelante la sesión por el exministro de Economía Hernán Lacunza, quien le acercó la carpeta con los números detallados del déficit previsional que el cambio de la ley significaría no solo para la Caja de Jubilaciones del Banco Provincia, sino también para todo el sistema previsional bonaerense. Entonces mandó a que no se votara. Fue una demostración contundente de que aún sigue siendo el conductor del PRO. Por añadidura, los socios acataron su pedido. Nadie desconoce que, si está, su voz pesa mucho.
De todos modos, la política provincial pudo salir del atolladero y ya con Jorge Macri como negociador junto a Abad, Juntos y el Frente de Todos avanzaron en el acuerdo para designar a Federico Thea como presidente del Tribunal de Cuentas, a pedido del oficialismo, y para completar los cargos que le correspondían a la oposición en el directorio del Banco Provincia y la Defensoría del Pueblo.
Pero tampoco fue sin sangre. De la Torre fue inflexible en su negativa a darle un cargo vitalicio a un delegado del Gobernador, y renunció a la vicepresidencia segunda del Senado. No se va del bloque, pero el gesto volvió a dejar al descubierto la fuerte tensión interna en Juntos. Tampoco los lilitos acompañaron lo de Thea, pero lo hicieron en silencio. Hay quienes afirman que en el caso del Tribunal de Cuentas, ni los vidalistas más puros (encolumnados con Macri) interpretaron como De la Torre lo que Mauricio quería. Macri ganó en una y en la otra debió resignar.
UNA SALIDA AL ENCIERRO
La idea que le acercaron a Macri: Ley de Lemas para las PASO
Uno de los candidatos a gobernador de la Provincia le acercó a Mauricio Macri una propuesta que le ayudaría a resolver la interna del PRO pero que necesita consenso extrapartidario porque debe pasar por el Congreso. Ese consenso incluye al Frente de Todos. Para que la idea prospere tendría que ver también una conveniencia el oficialismo. A priori, a quien menos le convendría sería al radicalismo.
La propuesta, que ya está plasmada en un borrador, es modificar la Ley de PASO y que se permita la Ley de Lemas en las primarias. Funcionaría de la siguiente manera: si, por ejemplo, Juntos por el Cambio tiene tres candidatos del PRO, dos de la UCR y uno del Peronismo Republicano, todos los votos que vayan para alguno de los tres postulantes del PRO sumen para el que gane entre ellos, y que todos los votos que vayan para alguno de los radicales se contabilicen para quien sea más elegido entre los dos. Así, el candidato presidencial resultaría aquel que gane la interna de su partido, que a la vez debe lograr recolectar entre todos sus postulantes más votos que la suma de los del otro partido. La alianza, por su parte, contabiliza como propios todos los votos de todos los candidatos que fueron bajo su sello.
La modificación que elucubran los amarillos tiene, además, otra corrección a la Ley de PASO actual, y es que se permita, una vez concluida la primaria, entrecruzar listas ejecutivas dentro de la misma alianza. Por ejemplo, que el candidato a vice pueda ser alguien que encabezó otra boleta en la interna.
La idea de la Ley de Lemas en las PASO parece algo alocada, pero es una herramienta que el peronismo supo usar muchas veces en algunas provincias, y que tampoco le resultaría antipática para resolver las cuestiones internas que hoy jaquean al Frente de Todos.
Lo que se busca en el PRO con esta alquimia es salir de un encierro que se le torna asfixiante. Saben en el campamento amarillo que no pueden ir a las PASO con dos ofertas frente a una sola del radicalismo, porque eso allanaría el camino para que un boina blanca se quedara con la candidatura presidencial. Tampoco tiene el PRO la estructura nacional (con afiliados y sedes partidarias), como sí cuenta el radicalismo, para hacer una interna previa a las PASO para definir un solo postulante en la competencia interna de las primarias. Ante esta encerrona, el proyecto que se elabora en una oficina del Congreso aparece como la mejor opción para evitar la ruptura en el partido. Difícilmente los demás socios de lo que hoy es Juntos por el Cambio lo acepten.
El desdoblamiento en Buenos Aires sigue seduciéndolos
En el PRO siguen convencidos de que la idea de separar las elecciones bonaerenses de las nacionales, que también exploró de algún modo el oficialismo, es un buen negocio para la alianza opositora. No pocos en Juntos por el Cambio consideran que si Buenos Aires va separada de la Nación crecerían las chances de arrebatarle el territorio al kirchnerismo. El principal argumento es que no estará en ese caso la boleta de Javier Milei, que hoy es un problema de difícil solución para la coalición opositora.
RITONDO VS. SANTILLI
Preferencia por uno de los candidatos y viejas cuentas con otro
Mauricio Macri no ha dicho quién quiere que sea el candidato a Gobernador del PRO, ni lo hará hasta último momento. Sin embargo, las palabras están de más cuando los gestos sobran. Entre los dos lanzados a la cancha, Cristian Ritondo y Diego Santilli, el expresidente inclina la balanza en favor del ministro de Seguridad de Vidal.
Las lenguas más viperinas de Juntos por el Cambio afirman que “la misión que le ha encomendado Macri a Ritondo es bajarlo al Colorado de la candidatura a Gobernador, porque no lo quiere”. Incluso algunos van más allá y afirman que si fuera por Mauricio tampoco sería su preferido el presidente del bloque PRO en Diputados de la Nación.
En cuanto a las diferencias con Santilli, Macri le atribuye una vieja relación de cercanía con Hugo Moyano, uno de sus principales enemigos. Cerca del expresidente apuntan que ese vínculo entre el diputado y el líder camionero viene desde los tiempos en que Santilli era ministro de Espacio Público de la Ciudad. “Por eso -apuntó un memorioso- en 2013 le sacó el ministerio (reemplazado por Edgardo Cenzón) y lo mandó como candidato a senador por la Ciudad. Eso no fue un premio. Después Larreta convocó al Colorado para que fuera su compañero de fórmula”. Por entonces, Macri vetó también la renovación como legislador de Bruno Screnci, mano derecha de Santilli y a quien acaban de votar en el Senado bonaerense como director del Banco Provincia.
Si bien falta mucho, y el postulante a Gobernador va a surgir de la interna nacional, y de qué sector pueda aportarle desde la Provincia a la candidatura nacional, por el momento Macri puso sus fichas en uno de los dos que caminan la Provincia con la remera del PRO. Apoyar a Ritondo es, también, otra marcada de cancha para Horacio Rodríguez Larreta, que impulsa a Santilli.
LA PROVINCIA
Un bien que todos desean pero el expresidente no considera tanto
La lógica indica que cualquier candidato a Presidente desearía que si llega al poder, el gobernador de la provincia de Buenos Aires sea de su mismo espacio, de lo contrario se vería obligado a constantes disputas políticas. Mauricio Macri no está tan convencido de ello. Hay quienes afirman que en las charlas más reservadas, el expresidente sostiene que haber obtenido el triunfo en la Provincia en 2015 fue un error, y lo fundamenta en que se pasó atendiendo las necesidades bonaerenses, que le quitaron recursos y supuestamente le privaron de encarar algunas reformas que tenía planificadas.
Cuentan en Juntos por el Cambio una anécdota producida en una reunión durante el Gobierno de Cambiemos, en la que no había más de cinco personas y en la que Nicolás Dujovne le dijo: “Mauricio, tenemos todos los estados de la Argentina con superávit, menos uno”. Macri contestó: “Sí, ya sé, la provincia de Buenos Aires”. “No -retrucó Dujovne-, la Provincia tiene superávit, el único estado deficitario es el nacional”. “La única reforma que no se hizo fue la del Estado nacional, fue el único equilibrio que no se logró, por las ayudas que debió darles Nación a las provincias, fundamentalmente a la gobernada por Vidal”, lamenta aún hoy un político que en esa época era diputado.
Quienes interpretan el pensamiento del expresidente aseguran que cree que no es necesario tener el poder de Buenos Aires para gobernar la Argentina. “Pero no se puede manejar este país si no manejás el Conurbano. Sí o sí vas a tener que hacer política, y es lo que a Macri le cuesta entender; si no lo van a tirar al río con una marcha del Conurbano que va a mandar a los porteños a la dársena”, graficó ante La Tecla un dirigente bonaerense que reporta a un exaliado de Macri.
Quienes persiguen esa lógica dicen que Juntos por el Cambio debe sostenerse, tratar de ganar también en la provincia de Buenos Aires y lograr más intendencias; porque en caso de que se gane Nación y la Provincia se pierda, el contrapeso a lo que se supone será un bombardeo político desde La Plata hacia Balcarce 50 debería sostenerse en más jefes comunales de Juntos por el Cambio y una Legislatura en la que el peronismo no tenga la mayoría.
ACUERDO PROGRAMATICO Y NO A LOS POPULISMOS
Los mensajes claros emanados de la Convención Nacional de la UCR
Que Mauricio Macri coquetea con Javier Milei no es novedad. Tampoco que su relación con el radicalismo es de desconfianza mutua. Por eso la Convención Nacional de la UCR celebrada en La Plata el último viernes tuvo cuatro mensajes claros hacia dentro de la alianza: llegar a las elecciones con un acuerdo programático, cerrar los caminos a los populismos de derecha e izquierda, ampliar la coalición a sectores afines y avisar que el radicalismo va a pelear por ser la locomotora del espacio.
Todos los discursos, sin excepción, se refirieron a los libertarios sin nombrar a Javier Milei. Apuntaron que no hay lugar en la alianza para “populismos ni de derecha ni de izquierda”. En contacto con la prensa, Gerardo Morales, el presidente del partido, afirmó:
Hemos luchado en la década del 90 contra el neoliberalismo, entonces siempre estaremos lejos de todas las opciones liberales, facilistas, que pretenden la eliminación del Estado y se apartan de la concepción histórica del radicalismo de tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario
Agregó que “hay que ampliar Juntos por el Cambio hacia fuerzas políticas que tengan las mismas coincidencias programáticas”. En la UCR torean a Macri por el lado de anteponer los programas a los nombres. Saben que será difícil que Milei coincida con esos programas, y eso lo excluirá. Algunos prefieren no cerrar del todo la puerta, pero la mayoría asegura que Milei es el límite.
EFECTO EN LOS DISTRITOS
Intendentes radicales están seguros de que la coalición se mantendrá
En la UCR desestiman una ruptura con el PRO, aun cuando saben que Macri no los considera tanto. Reconocen que si Juntos se desarma habrá consecuencias en los municipios. “En la mayoría de los distritos se va a llegar a un acuerdo, si no se pasará por las PASO; pero si la alianza se rompe va a haber una disminución a la hora de contar los porotos, como lo noto dentro de nuestros opositores (el peronismo), porque van por ese camino y no terminan de cerrar un acuerdo”, dijo el alcalde de Suipacha, Alejandro Federico. Franco Flexas, intendente de General Viamonte, sostuvo: “Juntos tiene que mantenerse unido, no salirse de los principios, y encontrar una dirección, porque tiene que ofrecerle a la gente algo más que el asado”.
En ese sentido apuntó: “Se están adelantando los tiempos, porque en vez de discutir los programas de gobierno se está pensando más en quién va a liderar cada espacio y no discutimos lo que está pasando en la sociedad, que es muy grave”. Para Flexas “no hay manera” de que la coalición se rompa, y sobre la postura de Macri de “más cambio que juntos”, dijo: “Por suerte hay muchos más políticos en la alianza que van a permitir que se mantenga unida, porque va a prevalecer la necesidad de la sociedad antes que los intereses de algunos dirigentes”.