Política
Tras los pasos del Restaurador de las leyes: Axel se aferra a la liga de gobernadores para expandir su figura federal
En la Casa Rosada, 12 gobernadores peronistas y la gobernadora Alicia Kirchner que componen la Liga de las provincias le exigieron a Alberto Fernández que diera un golpe de timón y tomara decisiones “urgentes” para contener la crisis política. Fueron casi dos horas de un encuentro tenso en uno de los días más difíciles para el gobierno del Frente de Todos. El ultimátum tuvo efecto: pocas horas más tarde, se anunciaba la llegada de Sergio Massa al Gobierno, con la venia y el empuje de líderes territoriales.
Pese a no haber sido uno de los más locuaces en esa reunión con el Presidente, el rol de Kicillof fue muy importante. En la previa al encuentro con AF, en el almuerzo a solas que mantuvieron en la sede del Consejo Federal de Inversiones (CFI), fue quien empujó la idea de llevarle al primer mandatario la mirada de la Liga como espacio. Fernández tenía que tener una visión “realista” de lo que estaba pasando en la voz de quienes gobiernan los territorios y abrir los ojos. Su presencia, como el gobernador con línea más directa con Cristina Fernández, fue clave.
Kicillof fue, desde el principio, uno de los más activos en el armado y el perfil del espacio integrado por 15 gobernadores y una gobernadora, en el marco de los coletazos de la pelea judicial por los fondos de coparticipación con la Ciudad de Buenos Aires.
Con ese ultimátum al Presidente, la Liga terminó de consolidarse como un actor de enorme peso. La crisis que se abrió con la renuncia de Martín Guzmán, el corto paso de Silvina Batakis por Economía y la corrida cambiaria ayudaron a amalgamar ese ejército federal. Al fin y al cabo, más allá de los matices políticos, Kicillof y el resto tienen una agenda con preocupaciones comunes: la gobernabilidad en sus provincias, el flujo de fondos para programas y obras y las ansiadas reelecciones en 2023.
A Kicillof, la participación como representante de CFK le da una proyección más allá de las fronteras de la provincia de Buenos Aires y un lugar en donde plasmar su visión federal y de las provincias como contrapeso del poder de CABA.
Como ventaja adicional, le permite proyectarse fuera de los límites políticos del territorio que gobierna y por encima de esa silenciosa pulseada interna que mantiene con Máximo Kirchner y un grupo de intendentes, que desde el año pasado avanzan sobre su gobierno.
Fondos federales, Corte y planes
Kicillof fue uno de los más activos en las conversaciones que precedieron a la aparición en la escena pública de la Liga constituida formalmente. Fue en los días previos al 11 de junio, el día que hicieron público un documento al pie del cual fueron estampadas 16 firmas.
El bonaerense se movió en tándem con los gobernadores con los que tiene más sintonía y diálogo: Capitanich (Chaco), Sergio Ziliotto (La Pampa), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Gildo Insfrán (Formosa). Después de ese primer círculo con el que Kicillof se mueve con más confianza, hay otro compuesto por otros mandatarios con menos sintonía fina política pero muy buen diálogo. Allí están Omar Perotti (Santa Fe), Alberto Rodríguez Saá (San Luis) y Raúl Jalil (Catamarca)
La letra de aquel primer documento tiene la impronta de Kicillof. Para su aparición en escena, la tropa territorial planteó la necesidad de avanzar en un reparto “justo y equitativo” de los recursos, en el marco de la pulseada porteña por los puntos de coparticipación. Después, con la propuesta para reformar la Corte Suprema con mirada federal y 24 integrantes, uno por cada jurisdicción.
Luego, intervinieron en la espinosa polémica por los planes sociales, con una postura a favor de la transformación de los planes en trabajo genuino. Tres temas y posicionamientos en línea con la agenda de CFK que tiene como principal portavoz en la mesa al bonaerense, su vaso comunicante con los poderes territoriales.
“Axel cree que la liga tiene que jugar un rol de contrapeso federal. Quiere que el espacio sea el garante de que ninguna parte del país se vea perjudicada. Y que la mirada federal en la toma de decisiones no se vea afectada”, resumieron a este medio gente de su entorno.
En la nueva era que se abrió con la llegada de Massa a Economía, la agenda de la Liga se concentra en la gobernabilidad en las provincias con ajuste fiscal de por medio y la preocupación por “blindarse” ante eventuales medidas que afecten los recursos de sus distritos. Un recorte que tendría impacto directo en los planes de mediano plazo con la mira puesta en 2023.
Por ahora, llegaron señales positivas del nuevo comando económico. Massa activó en Diputados la ley de Consenso Fiscal, que se votó días atrás en la Cámara baja y que les permitirá a las provincias aumentar impuestos.
Cerca de Kicillof, por ahora, llevan tranquilidad con respecto al flujo de fondos provenientes de la Nación. Todas las veces que se tocó el tema con la Casa Rosada, se habló de la continuidad de los fondos para programas sociales y para obras. Pero en las provincias tienen las luces de alerta encendidas. Nadie puede llegar a 2023 con las obras sin arrancar o frenadas por falta de financiamiento.
Fuentes: LaMovidaPlatense.com, VisionPolitica.info, NoticiasEnsenada.info, CriticaArgentina,com.ar