Kicillof sufre las designaciones que hizo Ritondo, el alma de la bonaerense, y que Sergio Berni nunca quiso modificar en pos de su proyecto recaudatorio electoral. Cuando asomaba el finde extra largo y las rutas de salida de las grandes urbes estaban cargadas de automovilistas sedientos de huir por unas horas de la locura citadina, para zambullirse en la pesadilla vacacional, una tragedia se comenzaba a delinear en el bosque platense.
En noviembre de 2018, el entonces Ministro de Seguridad Cristian Ritondo (alma de la bonaerense) junto al entonces superintendente General de Policía, Comisario General Fabián Perroni, pusieron en funciones al Comisario General Alejandro Rey, en la Secretaría General de Policía.
Rey, hizo una brillante carrera lustrando escritorios con Blem, acercando los sobrecitos de edulcorante al jefe de turno y encargándose fielmente de tener siempre pizzas crocantes para sus jefes ocasionales.
Este uniformado que se encontraba en el estadio tripero la noche trágica, era uno de los dos Comisarios Generales in situ, pero su impericia fue puesta a prueba bajo la atenta mirada de la superioridad que en modo “laissez faire” dejó hacer, dejó pasar, como si fuera una transacción en el mercado bursátil.
Hoy podemos escribir con dolor que por el accionar de la bonaerense perdió la vida un simpatizante, pero pudo ser una tragedia de proporciones inéditas.
Cuando la gente que se encontraba del lado del bosque, quiso salir ante la imposibilidad de algo tan simple como respirar, se encontró con las puertas del estadio cerradas, por orden de la misma policía que disparaba granadas de gas lacrimógeno desde afuera y hacia dentro para que el público no forzara los portones y saliera despavorido.
La lucidez de algunos al romper los alambrados y ganar el verde césped para tirarse a respirar salvó, literalmente, la vida de cientos de personas. Las malas lenguas dicen que esta tragedia fue un caramelo para el actual jefe de la bonaerense, Comisario General Daniel Alberto García, quien fuera segundo de Perroni y luz de los ojos del alma de la bonaerense.
Ritondo vive en cada perdigón disparado en la noche del jueves en La Plata.
Solo Dolo
La carátula de la causa habla de “estrago doloso” según la interpretación del fiscal Martín Almirón, si bien su hermético accionar busca que la línea investigativa se mantenga sin intervenciones espurias, ya dejó claro en la tapa del expediente que se cometieron delitos que eran imposibles de obviar para los encargados del operativo, y también para sus jefes.
La fiscalía además, se pregunta qué hacían los colimbas bonaerenses (Cadetes de la Policía de la Provincia de Buenos Aires) formados sobre la calle 60, cuya imagen acompaña esta nota en exclusiva, en lugar de los oficiales que sí, debían estar allí.
(Es que es mucho más económico movilizar colimbas gratis que repartir la torta entre avaros vigilantes, Capisci?)
Un fino Berni
El ministro de inseguridad creyó ver en el Comisario General Daniel Alberto García, la continuidad del libro que Horacio Verbitsky escribió allá lejos y hace tiempo, pero nunca perdió vigencia, (robar para la corona siempre es una cocarda que garantiza un futuro próspero)
El “fino Garcia” como lo llaman sus amigos, fue segundo del Comisario General Fabián Perroni, contador incólume del formador de contadores, Cristian Ritondo.
Esa cualidad encandiló al ex militar devenido en chacarero patagonico, creyendo entrever la luz dineraria que facilitaría sus deseos de campaña para acceder al sillón de Dardo Rocha (aquí la lealtad es un valor que cotiza menos que el Austral)
Perroni, disfrutando desde lejos de su pasar por la contaduría efectiva que Ritondo lo puso a conducir, además goza del usufructo caído del cielo con el fino Garcia. Solo la falta de lectura política o un juego a dos puntas podría explicar semejante yerro por parte del helicopterista del prime time de las señales de noticias.
El único que canta la marchita
El Comisario General y abogado Jorge Oscar Figini, es actualmente el segundo del “fino” y se encuentra en una virtual guerra fría con la superioridad heredada de los tiempos de Maria Eugenia Vidal, que responden al Diputado por Mauricio Macri, Cristian Ritondo. La tragedia del último jueves está cruzada por la superestructura de la política que no logra dirimir candidaturas sin el deporte bonaerense de tirarse un muerto cada dos o cuatro años, según la conveniencia del momento.
Horas antes del partido entre Gimnasia y Boca Jrs, la superintendencia de la Policía bonaerense vio salir al Comisario Luis Humberto Castillo, que más temprano que tarde terminará dándose una vuelta por tribunales intentando explicar ciertas maniobras que por ahora, son un debate aparte; en su salida, intervino el ala peronista de la fuerza, en esta verdadera batalla en la que solo falta Dart Vader.
No sea cosa, que la tragedia del jueves, solo sea el preludio de un fin de año inolvidable, como Ramallo.