La cumbre del G20 en India, a pesar de la ausencia de Xi Jinping y Vladimir Putin, marcó un punto de inflexión en la política global al oficializar un progresivo cambio en la gobernanza mundial. China, Rusia e India, junto con otros países, están desafiando el protagonismo en declive de Estados Unidos y la Unión Europea, que han dominado la política global desde la Segunda Guerra Mundial.
Aunque el documento final del G20 sugiere una falsa unidad mundial en un contexto de bloques cada vez más marcados, no condenó a Rusia como en instancias anteriores. Estados Unidos y la UE, bajo presión, acordaron eliminar la condena a la invasión de Putin con condiciones específicas. Este cambio refleja la disminución de su influencia en la política global.
El G20 oficializa un multipolarismo y una desdolarización en los mercados, con líderes como Xi Jinping, Vladimir Putin y Narendra Modi impulsando un nuevo orden mundial. Mientras tanto, factores como el crecimiento económico en el mundo árabe, las alianzas armamentísticas entre Corea del Norte y Rusia, y el estrechamiento de lazos entre Moscú y países africanos están desafiando el liderazgo de Estados Unidos.
La política mundial de Europa se ve limitada por el lento crecimiento económico y el declive demográfico, mientras que América Latina se desconecta cada vez más del relato norteamericano. Lula da Silva incluso sugirió que Vladimir Putin podría viajar a Brasil, ignorando una orden de arresto de la Corte Penal Internacional.
China, por su parte, está logrando avances "pacíficos" en Medio Oriente, como la mediación entre Irán y Arabia Saudita, que han sellado el restablecimiento de relaciones diplomáticas y la reapertura de embajadas y consulados.
En un mundo que enfrenta desafíos complejos, los líderes fuertes, nacionalistas y pragmáticos están ganando terreno, y el multilateralismo se redefine para abordar los problemas globales de manera más efectiva, apoyándose en instituciones reformadas y el poder de individuos, sociedades, culturas y civilizaciones.