VISIÓN POLÍTICA

A medida que el mundo enfrenta un año de olas de calor, incendios forestales, sequías e inundaciones récord, la cooperación global en la lucha contra el cambio climático parece más esquiva que nunca. Julio pasado se convirtió en el mes más cálido jamás registrado en la historia, y aún así, el liderazgo en la acción climática sigue siendo un desafío.

Julio y agosto de este año testificaron temperaturas récord en varias regiones, desde Europa hasta China y Estados Unidos. China alcanzó su temperatura más alta registrada, 52.2°C, en una ciudad desértica de Xinjiang. En Nueva York, el humo de incendios forestales oscureció el cielo, mientras el mundo experimentaba los efectos devastadores del cambio climático.

La Cumbre sobre la Ambición Climática, que se celebra en Nueva York el 20 de septiembre de 2023, reúne a más de 100 gobiernos nacionales con la esperanza de trazar planes renovados para combatir el calentamiento global y adaptarse a sus consecuencias. Sin embargo, la ausencia de las dos mayores potencias emisoras, China y Estados Unidos, pone en entredicho la credibilidad de la cumbre.

La inacción y las tensiones geopolíticas, exacerbadas por eventos como la guerra comercial entre Estados Unidos y China y la crisis en Ucrania, amenazan con eclipsar los compromisos para reducir emisiones y eliminar los subsidios a los combustibles fósiles. A pesar de las promesas, los hechos recientes muestran una involución en la acción climática por parte de estas naciones.

Mientras China lidera en la generación de energía renovable, también es el mayor consumidor de electricidad producida a partir del carbón. Por su parte, Estados Unidos ha aprobado proyectos controvertidos de extracción petrolífera y ha enfrentado desafíos legales en su lucha contra el cambio climático. La incoherencia en las acciones y las palabras pone en peligro los esfuerzos globales para abordar la crisis climática.