La nueva dinámica de suba de tasas de interés del Banco Central se transformó en una de las preocupaciones de las pymes. Las tasas ya subieron en cinco oportunidades, mañana se espera un nuevo aumento, y la expectativa empresaria es que continúen en alza si no se desacelera la inflación, en base a lo pactado con el FMI. Este tema, junto con los problemas para importar ciertos insumos, será uno de los planteos que le llevarán las cámaras empresarias a Daniel Scioli, flamante ministro de Desarrollo Productivo.
En uno de los principales bancos públicos de Argentina, uno de sus directivos contó a este diario que cada vez son más las pymes “preocupadas” por el aumento en el costo del financiamiento. Este año, la tasa de las Leliq a 28 días, que marca la referencia para todo el sistema, pasó de 38% a 49%, y este jueves el mercado espera que suba otros 200 puntos.
De todos modos, la misma fuente señaló que las tasas que reciben la bonificación del Ministerio de Desarrollo Productivo pueden estar entre 18 y 36%, “muy negativas” para la inflación vigente. “Pero el problema es que la bonificación que da el fondo fiduciario Fondep cada vez tiene que subsidiar tasas más altas, con el mismo monto, entonces puede que empecemos a llegar a menos empresas”, detalló una fuente oficial.
Carlos Alonso, economista de la entidad Industriales Pymes Argentinas (IPA) aseguró que el problema es que los créditos con tasas competitivas se consiguen para bienes de capital, y no para capital de trabajo: “Ahí son caros y de difícil acceso”, señaló en un encuentro de la cámara. Además, agregó que el financiamiento continúa siendo elevado para empresas que se encuentran endeudadas desde el gobierno anterior: “Eso las deja fuera de mercado”.
En la misma línea, Leo Bilanski, presidente de la Asociación de Empresarios para el Desarrollo (Enac), aseguró que la “única herramienta fuerte” para el financiamiento actual de las pymes “emana del Ministerio de Desarrollo Productivo”, con los créditos a tasas subsidiadas. “Financiarse fuera del esquema institucional es jugar con fuego, porque son tasas con costo financiero total del 65%, y si hay un problema en la economía podés terminar mal. A lo sumo podés usarlo para capital de trabajo y tapar algún bache, pero lo que se necesita es crédito para la producción”, contó.
Damián Regalini, miembro de la fundación Proteger, se mostró preocupado: “Cuando sube la tasa, sube el costo para financiarnos. Muchas pymes les vendemos a multinacionales o supermercados y nos pagan a 90 o 120 días, cuando la materia prima la pagamos al contado. Por lo cual la tasa va al costo y a los precios, recalentando la inflación”.
Por su parte, Julián Moreno, presidente de Apyme, relativizó el impacto: “El alza de tasas nunca es grato, pero en nuestro país el grado de endeudamiento es bajo, por lo que la incidencia es relativa”. Además, agregó que en un contexto de crecimiento de la actividad puede llegar a “frenar a la pyme, pero no hundirla, como si en un contexto recesivo, como en 2018 y 2019”. De todos modos, resaltó otra problemática: “Hoy en día el tema que más preocupa son los problemas de importaciones y de precios de insumos”.
En la misma línea, Francisco Arno, economista de la asociación de industriales metalúrgicos (Adimra) contó que el Banco Central dispuso en 2020 que los bancos presten hasta el 7,5% del monto de sus depósitos a las mipymes, con tasas del 30% para inversión productiva, y 35% para capital de trabajo. En la actualidad, tras varias subas, esas tasas se encuentran en 37% para inversiones y 47,5% para capital de trabajo. “Subieron entre 7 y 12,5 puntos, pero si lo comparás con la inflación pasada y la perspectiva futura, valen la pena, sobre todo para bienes de capital al dólar oficial, por eso el stock de crédito pyme crece por tercer año consecutivo en términos reales, y del total para empresas, el 53% es para pymes”.
De todos modos, Arno comentó que en marzo de este año el Ministerio de Desarrollo Productivo discontinuó una línea de crédito que era el “caballito de batalla” para las pymes. Era la línea LIP Pymes, con un descuento de 5% sobre la tasa. “Quedaron un montón de líneas subsidiadas, pero más de nicho, no una general como la que había”, destacó.