En la pelea rumbo al 2023, hay algunos códigos que, por el momento, parecen respetarse. Y que, difícilmente, puedan romperse. En ese camino, los distintos precandidatos a gobernador por parte del PRO andan recorriendo las diversas regiones con el fin de posicionarse en pos de su lineamiento nacional para poder bajar un discurso claro y preciso sobre sus intenciones.
En ese sendero se encuentran hoy Diego Santilli (en tándem presidencial con Horacio Rodríguez Larreta), Cristian Ritondo (María Eugenia Vidal), Néstor Grindetti (Mauricio Macri) y Javier Iguacel (Patricia Bullrich). Cada uno con su impronta y su intención de generar el apoyo necesario para consolidar su campaña con el fin de ganar puntos para ser el principal referente provincial.
Sin embargo, son pocos los que, a su regreso por los distritos que gobierna el PRO, se vuelven con un apoyo incondicional. “Los intendentes están a la espera. No quieren pactar nada hasta que no esté definido cómo se reacomoda. Nadie quiere jugarle al perdedor. La apuesta hoy es a sumar en conjunto”, le dice un armador seccional de Ritondo.
Y es que aquello que hoy podría leerse como parte de una estrategia electoral es, también, una necesidad para salir indemnes y consolidar su poder interno sin tener que hacer mayores acuerdos.
Con la apertura de candidatos bonaerenses, los jefes comunales entienden el panorama de una manera clara. Y como muestra, basta un botón: “Todos coincidimos en que es beneficioso contar con varios candidatos para poder llegarle a todos los votantes del PRO. Sin embargo, si a la hora de poder armar nuestros equipos y listas tenemos que ponernos a negociar con las distintas ramas internas, el poder de acción real se diluye. Y los perjudicados terminan siendo los vecinos”, dice un intendente PRO.
Y suma un dato que no es menor:
Ya vamos a ir a una interna con el radicalismo y eso, de seguro, tras los acuerdos que se hagan, nos dejará en una posición de tener que perder bancas locales
Sin embargo, lo que ninguno de los jefes comunales afirma es el temor a que le planten un candidato. Bueno…al menos no todos. El jefe comunal de Olavarría, Ezequiel Galli, a su manera, lo expuso. Reconfirmó su adhesión al proyecto de Diego Santilli, y a los pocos días, Ritondo le puso un rival. Su exmano derecha: el exlegislador Dalton Jáuregui.
A partir de allí, los intendentes prefirieron bajar el perfil. O, mejor dicho, no salir a pronunciarse de manera tan clara por ninguno de los candidatos. Y, de esa manera, cada vez que reciben la visita de alguno de los aspirantes, lo acompañan. Sin importar, si en los hechos, pujan por el rival interno.
Es que Ritondo ya avisó que pondrá un candidato a intendente en cada distrito donde gobierne el Frente de Todos, el radicalismo y donde el actual mandamás se pronuncie en favor de otra línea interna.