El presidente del Partido Justicialista (PJ) bonaerense, Máximo Kirchner, continúa su gira por el conurbano en un movimiento político que aumenta la tensión interna dentro de la coalición peronista. Con un claro objetivo de afianzar su influencia, el diputado nacional visitó recientemente Avellaneda, San Martín y Berazategui, distritos que están bajo la administración de intendentes alineados con el gobernador Axel Kicillof.
La recorrida no pasó desapercibida y encendió diversas interpretaciones en el escenario político local, especialmente en momentos de una interna cada vez más aguda entre Kirchner y Kicillof. Aunque no suelen ser habituales los movimientos de Máximo por los municipios, su presencia en estos distritos tiene implicaciones claras sobre las relaciones internas y el futuro político de la provincia.
En el caso de Avellaneda, donde el intendente es el exministro de Desarrollo Territorial y Hábitat Jorge Ferraresi, el desembarco de Kirchner generó ruido político. Su presencia no solo está vinculada a la reunión del Encuentro Federal de Derechos Humanos que se desarrolló en la Universidad de Avellaneda, con figuras como Estela de Carlotto, Adolfo Pérez Esquivel y Vanesa Siley, sino también a una jugada estratégica en el tablero peronista.
En ese sentido, Kirchner estuvo acompañado por Emmanuel González Santalla, senador bonaerense que ha sido clave en la estrategia de La Cámpora para consolidar liderazgos en el conurbano. Según versiones de dirigentes internos, la presencia de estos actores en distritos clave responde al objetivo de fortalecer la representación kirchnerista en estos territorios para enfrentar a Kicillof.
Kirchner también estuvo en San Martín, bastión clave en la estructura peronista, donde el intendente es Fernando Moreira, y el ministro de Infraestructura bonaerense, Gabriel Katopodis, ejerce un rol clave en el armado político. Durante su discurso en el marco de su visita, Kirchner hizo un llamado a la unidad: "Tenemos que colaborar y dejar los egos de lado porque nuestro espacio es Primero la Patria, no es Primero Cristina, o primero Máximo o primero Axel. ¡Es Primero la Patria!”
Este mensaje, dirigido a los sectores internos que cuestionan sus movimientos, reafirma la tensión no solo con Kicillof sino también con sectores más críticos dentro del PJ. Kirchner tiene el desafío de mantener cohesionado el espacio mientras la grieta interna se profundiza con cada nuevo movimiento.
Por otro lado, la visita de Kirchner a Berazategui, otro municipio kicillofista gobernado por Juan José Mussi, también generó cuestionamientos. Mussi, en público, había manifestado su preocupación por algunos movimientos de La Cámpora, asegurando que dentro del espacio político se perciben ciertos castigos internos a quienes expresan sus diferencias. Sin mencionar a ningún actor específico, el intendente fue claro en expresar su malestar al señalar que "te tratan peor que a un enemigo cuando no estás de acuerdo con algo”.
Esta frase resume una dinámica interna compleja: mientras algunos sectores del PJ buscan afianzar su lealtad al gobernador Kicillof, otros impulsan las estrategias de Máximo Kirchner, generando fisuras en la estrategia electoral y la gobernabilidad para el oficialismo.
La presencia de Kirchner en estos distritos no es meramente simbólica. Se observa un movimiento que tiene como objetivo reposicionar a La Cámpora en el tablero político, especialmente en áreas clave para la distribución de recursos electorales. Mientras tanto, el liderazgo de Kicillof y su relación con los intendentes sigue siendo un factor determinante.
Las versiones sobre una posible pelea por el control de los distritos más emblemáticos del conurbano se intensifican, con La Cámpora buscando consolidar liderazgos que puedan disputarle el poder a los intendentes afines al gobernador.
En este contexto, el llamado a fortalecer la unidad por parte de Kirchner se ve como un intento de evitar mayores fisuras en el PJ, mientras sectores del kirchnerismo mantienen su estrategia de expansión territorial con miras a las elecciones del próximo año. Sin embargo, la mirada crítica de algunos intendentes y sectores internos deja en claro que el desafío para el liderazgo kirchnerista será equilibrar estos movimientos con un escenario cada vez más fragmentado.
Con estos movimientos estratégicos, Máximo Kirchner no solo refuerza su rol en el conurbano sino que también agranda la grieta interna del oficialismo, mientras el peronismo sigue navegando un escenario de tensiones y reconfiguraciones políticas hacia el 2025.