

En el peronismo bonaerense, el panorama está más tenso que nunca. Máximo Kirchner está evaluando una posibilidad que podría cambiar por completo el futuro político de la provincia: ¿romper con Axel Kicillof y formar listas separadas encabezadas por La Cámpora? Esta discusión no es nueva, pero ha cobrado fuerza gracias al empuje de su aliado, Facundo Tignanelli, quien ve en la ruptura una oportunidad para asegurar más bancas en las próximas elecciones.
"Separados, podemos obtener más legisladores que juntos", afirman los que impulsan esta opción, pero la cuestión no es tan simple. A lo largo de los últimos días, han surgido tensiones entre los diferentes sectores del peronismo, especialmente en el entorno de Axel Kicillof, quien se encuentra atrapado entre dos fuerzas que parecen ir en direcciones opuestas.
Por un lado, los más cercanos al gobernador, como el ex camporista Andrés "Cuervo" Larroque, sugieren que este es el momento adecuado para cortar amarras con Cristina Fernández de Kirchner y Máximo Kirchner, con el fin de presentar a Kicillof como una figura genuinamente "nueva" para las elecciones presidenciales. La decisión de Kicillof de reunirse con Freddy Storani, un ex integrante de la Coordinadora Alfonsinista, en un café de La Plata, ha sido interpretada como una clara señal de hacia dónde se dirige el gobernador. Para muchos, esto representa un giro hacia un proyecto más alejado de la tradición kirchnerista.
Sin embargo, en La Cámpora no ven con buenos ojos esta posible ruptura. Máximo Kirchner y Tignanelli insisten en que lo mejor es mantener la unidad, aunque la ruptura está latente. En el sector de Kicillof, algunos aseguran que si se rompe, el principal beneficiado será Javier Milei, quien podría aprovechar la división del peronismo para ampliar su caudal de votos.
Las críticas hacia Máximo Kirchner no se limitan a su liderazgo en La Cámpora. Larroque ha acusado a Máximo de "extorsionar" a Kicillof, mientras que en el otro bando se asegura que el jefe de La Cámpora busca mantener el control absoluto, incluso si eso significa dividir a la fuerza política. A lo largo de las semanas, han surgido diversos reproches, desde la acusación de que Máximo Kirchner no tiene claro si buscará la presidencia o simplemente consolidar su poder dentro del peronismo.
La posibilidad de una ruptura ya ha llegado al ámbito legislativo, donde una diputada cercana a Kicillof cuestionó los manejos de La Cámpora, argumentando que se pretende convertir a Kicillof en el "Alberto Fernández de la provincia", es decir, un mandatario sometido a los designios del kirchnerismo.
Por otro lado, dirigentes como Sergio Massa y Federico Otermin buscan evitar a toda costa la ruptura, conscientes de que una división solo favorecería a la oposición. En este escenario, Cristina Fernández de Kirchner ha mantenido una postura cautelosa, evitando escalar la tensión, aunque no se ha mostrado completamente alineada con el gobernador.
Este panorama, en el que se mezclan rivalidades personales, intereses políticos y luchas por el liderazgo dentro del peronismo, podría definir el futuro de Axel Kicillof y de Máximo Kirchner, y por extensión, del peronismo en la provincia de Buenos Aires. Solo el tiempo dirá si la ruptura será finalmente una realidad, o si, por el contrario, los líderes logran encontrar una forma de unidad que les permita enfrentar juntos a la oposición en las próximas elecciones.