

Mauricio Macri interrumpió de manera repentina su participación en la campaña porteña para viajar de urgencia a Paraguay, alarmado por la creciente cercanía entre Claudio "Chiqui" Tapia, Juan Román Riquelme y el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez.
El líder del PRO abordó un vuelo comercial de la aerolínea low cost JetSmart con destino a Asunción, una elección poco común para el ex presidente, habituado a trasladarse en aviones privados, especialmente en sus viajes a Paraguay. La urgencia tuvo un detonante claro: una foto que encendió todas las alertas.
En la imagen se los ve a Riquelme y Tapia compartiendo un momento distendido con Domínguez, anfitrión del Congreso Mundial de la FIFA que se desarrolla en la capital paraguaya. Un gesto que trasciende lo futbolístico y expone una rosca de alto voltaje político-deportiva, justo cuando Macri intenta reposicionarse en ambos frentes.
Hasta ese momento, Macri venía acompañando activamente a Silvia Lospennato, candidata del PRO en la Ciudad de Buenos Aires, con apariciones constantes en medios y recorridas de campaña. Sin embargo, la postal paraguaya fue suficiente para que hiciera las valijas.
El encuentro entre Domínguez, Tapia y Riquelme no fue casual. El presidente de la Conmebol logró traer a su país el congreso de la FIFA —una jugada de fuerte contenido simbólico y político— y ya trabaja en su reelección para 2027. Su sintonía con Tapia es conocida, pero la cercanía con Riquelme sorprendió: el vicepresidente de Boca no suele participar en este tipo de actividades públicas ni diplomáticas.
Riquelme llegó a Paraguay antes que Macri, acompañado por Ricardo Rosica, su mano derecha en el club. Su sola presencia en la cumbre encendió las alarmas en el universo xeneize, donde la interna sigue al rojo vivo tras las últimas elecciones.
Macri, que fue derrotado por Riquelme en la disputa por el control de Boca, no quiso quedarse al margen del movimiento de fichas en la región. Como presidente de la Fundación FIFA, su presencia en el congreso le permite no solo marcar territorio, sino también tomar nota de una posible reconfiguración de alianzas que podría dejarlo aislado tanto en la política del fútbol como en su proyección internacional.