

“Hace dos meses dije ‘vuelvo’. Cumplimos, porque volvimos. Volví y acá estamos”, dijo Horacio Rodríguez Larreta con una sonrisa, mientras llevaba sus manos a las orejas al estilo del ídolo de Boca. La postal no pasó inadvertida: el gesto es una referencia histórica al enfrentamiento entre Riquelme y Macri durante la presidencia del actual líder del PRO en el club xeneize.
Con un 8% de los votos y al frente del nuevo espacio Volvamos Buenos Aires, Larreta agradeció a quienes lo acompañaron: “Gracias a los que nos votaron y también a los que no. Caminé toda la ciudad, me reuní con los vecinos, escuché sus preocupaciones. Hay mucho por hacer”.
En clave electoral, también apuntó contra la situación actual de la Ciudad. “La Ciudad está mal. Hay suciedad, hay mugre... y sí, hay olor a pis”, sentenció, recuperando una de sus frases más virales de campaña.
El festejo tiene una fuerte carga simbólica. Larreta se despegó del PRO tras crecientes diferencias con Macri y viene cuestionando su liderazgo de forma pública. “Casi nadie coincide ya con la conducción del PRO. Por eso muchos se fueron”, lanzó días atrás.
El paralelismo con Riquelme no es casual: en 2001, el ídolo de Boca usó ese mismo gesto para desafiar a Macri en su etapa como presidente del club. Aquella escena se convirtió en un ícono de rebeldía y ruptura. Larreta pareció inspirarse en ella para marcar su regreso político, aun desde una posición electoral modesta, pero con intención clara de mostrar autonomía.