miércoles 28 de mayo de 2025 - Edición Nº5196

Nacionales | 25 may 2025

Iglesia

El Arzobispo le cayó duro a Milei: "¿Cuántas generaciones deberán reclamar por jubilaciones dignas?"

Jorge García Cuerva cuestionó con dureza el ajuste a los jubilados, denunció la exclusión social y condenó la violencia y el odio promovido desde sectores oficialistas.


En un Tedeum por el 25 de Mayo cargado de simbolismo y tensión política, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, lanzó un mensaje contundente que apuntó directamente al corazón de las políticas del gobierno de Javier Milei. Frente al propio presidente, el referente eclesiástico cuestionó duramente la situación de los jubilados, el clima de odio impulsado desde redes libertarias y la exclusión social que crece en el país.

"¿Hasta cuándo deberán reclamar por jubilaciones dignas?", disparó el arzobispo, apenas días después de que el oficialismo frustrara en el Congreso una sesión para aumentar los haberes jubilatorios. La iniciativa fue volteada con la ayuda de ausencias estratégicas del PRO, radicales aliados al oficialismo y legisladores cercanos a gobernadores como Martín Llaryora, Gerardo Zamora, Raúl Jalil y Nacho Torres, entre otros.

“La herida sigue abierta y sangra hace años”, expresó García Cuerva en referencia a la situación de los jubilados, que en las últimas semanas también fueron blanco de una dura represión encabezada por Patricia Bullrich. El operativo afectó incluso al sacerdote Francisco “Paco” Olveira, figura del Grupo de Curas en Opción por los Pobres.

“El acceso a los medicamentos y a la alimentación no puede ser un privilegio”, enfatizó el arzobispo. “Muchos podrán ser los responsables de esta triste situación, pero la oportunidad de resolverla es hoy. ¿Cuántas generaciones más deben seguir reclamando lo que les corresponde?”.

En su homilía, García Cuerva también se refirió al clima de violencia verbal y estigmatización que prolifera en redes sociales, especialmente promovido por sectores cercanos al oficialismo:

“No se construye desde la guerra entre nosotros. Nos hemos acostumbrado a comer el pan duro de la desinformación; el pan viejo de la indiferencia y la insensibilidad; estamos empachados de panes sin sabor, fruto de la intolerancia; el pan agrietado por el odio y la descalificación”.

El mensaje resonó fuerte ante un Milei que, apenas unos minutos antes, había dejado con la mano en el aire a Jorge Macri y omitido saludar también a su vicepresidenta, Victoria Villarruel. El clima era denso, y el discurso del arzobispo no hizo más que subrayar el malestar de amplios sectores de la sociedad.

Más allá de las críticas concretas al ajuste, García Cuerva dibujó un retrato social descarnado:

“Nuestro país también sangra. Sangra por la marginalidad, por la exclusión, por los adolescentes y jóvenes víctimas del narcotráfico, que en algunos barrios es un Estado paralelo. Sangra por las personas en situación de calle, por las familias que sufren inundaciones, por las personas con discapacidad, por las madres desesperadas porque no saben cómo sacar a sus hijos del consumo o del juego”.

En un pasaje final, el arzobispo hizo alusión al creciente desencanto político, reflejado en la baja participación electoral del último domingo en la Ciudad de Buenos Aires:

“Años de promesas incumplidas y estafas electorales nos hicieron perder las ganas de participar. Pensamos: ‘otra vez lo mismo, nada va a cambiar’”.

El mensaje de García Cuerva, hombre cercano al papa Francisco, fue leído como una clara interpelación a Javier Milei y a su proyecto político. En un contexto de tensión social, caída del consumo, conflictividad con los sectores más vulnerables y represión en aumento, las palabras del arzobispo no solo resonaron en la Catedral, sino también en todo el escenario político.

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