Los médicos residentes del Hospital Garrahan ratificaron este viernes la continuidad del paro por 48 horas en reclamo de una mejora salarial, desoyendo el pedido de la viceministra de Salud, Cecilia Loccisano, quien había solicitado suspender la medida para facilitar una negociación. “Seguiremos firmes con la medida de fuerza y solicitamos una nueva reunión con una propuesta concreta”, afirmaron en conferencia de prensa.

La funcionaria nacional había instado a los residentes a pausar la protesta para “sentarse a negociar una propuesta”, y remarcó que el Gobierno tiene voluntad de avanzar, pero enfrenta limitaciones por el uso ineficiente de los recursos disponibles. “No queremos invertir en la ineficiencia, sino en los médicos que están y resuelven”, expresó Loccisano, señalando que hay una planta “sobredimensionada” de personal administrativo y operativo.

Los residentes, en cambio, advirtieron que no hay margen para promesas sin sustento. “La decisión de continuar se basa en la falta de propuestas claras y en experiencias anteriores de acuerdos que fueron incumplidos”, explicaron. Recordaron un episodio reciente en el que un aumento firmado por el entonces ministro Mario Russo fue anulado pocas horas después.

Según un informe elaborado por trabajadores del hospital con datos de 2024, el personal asistencial representa el 70% de la planta, incluyendo médicos, enfermeras, técnicos y otros profesionales clave. A esto se suman cerca de 700 residentes y becarios, fundamentales para el funcionamiento diario del centro de salud.

“Sin los residentes no hay hospital”, expresó Cristina Alonso, jefa de Laboratorio. “No puede ser que cobren lo que cobran. En tres años perdimos al menos 200 médicos por los bajos salarios. Los chicos en tratamiento oncológico no pueden esperar”, agregó.

El Garrahan realiza anualmente unas 600.000 consultas ambulatorias, 10.000 cirugías y cerca de 100 trasplantes pediátricos, siendo una institución de referencia nacional. Desde 2017, su financiamiento depende casi exclusivamente del Estado nacional, tras la salida del Gobierno porteño del esquema conjunto.

En este contexto, los trabajadores exigen una recomposición salarial del 100% y que ningún sueldo esté por debajo de la canasta básica. Mientras tanto, el conflicto se profundiza y pone en evidencia las tensiones entre la necesidad de austeridad del Gobierno y las demandas urgentes del sistema público de salud.