

La vida de los funcionarios de alto rango electos por el pueblo de su nación, provincia o municipio, suele ser un mito oculto detrás de un andamiaje de poder destinado a ocultar sus excesos o sus indiscreciones. La enorme mayoría de ellos utilizan a los servicios de inteligencia de su territorio para esconder o borrar sus salvajadas tanto políticas como personales. El caso que te vamos a contar en esta nota es uno de ellos.
Anoche, sábado frío pero lindo para salir en Buenos Aires, la calle Corrientes, madre histórica de la cultura porteña, resplandecía con las luces y el glamour de los mil teatros que la enorgullecen y ponen a liderar el ranking americano de oferta de espectáculos de alta calidad escenográfica e interpretativa. Cualquier otra ciudad del país y el continente está muy lejos de tanta propuesta teatral nocturna.
¿Será por eso que desde provincias tan lejanas a CABA como San Luis, cuya capital dista a 792 kilómetros del centro porteño, su gobernador se toma el trabajo de recorrer semejante distancia para cenar e ir a ver una obra de teatro en el entorno de la adictiva calle Corrientes con su pareja, utilizando un avión y por lo menos un auto oficial, además de varios custodios personales, con un costo muy considerable para una provincia que paradójicamente se lo pasa endeudándose para sobrevivir?
Alertado por fuentes muy bien dateadas, un periodista del portal nacional de noticias VisionPolitica.com.ar esperó pacientemente al gobernador Claudio Poggi en el bellísimo y moderno teatro Politeama, ubicado en la calle Paraná 353, entre Corrientes y Sarmiento. A las 21:45 se exponía la maravillosa obra “Empieza con D, siete letras”, escrita por el enorme Juan José Campanella y protagonizada por Eduardo Blanco y Fernanda Metilli. En la parte central de la Fila 5 del teatro Politeama, un lugar ideal para ver la obra, se sentaron el titular del Ejecutivo de San Luis y su pareja.
A minutos de las 12:00 PM, Claudio Poggi y Sandra Mabel Correa Sosa se pararon en la puerta del teatro y él hizo un llamado con su celular. Dos minutos después, exactos, un Toyota Corolla blanco con dos hombres enormes y vestidos de negro en los asientos delanteros, estacionó unos metros antes del Politeama, uno de ellos bajó, abrió la puerta trasera derecha y entraron primero Sandra y luego el gobernador. Por el despliegue aparatosamente exagerado que hicieron los "culatas" de Poggi, cualquiera que no sabía quiénes eran, habrá pensado que se trataba de dos figuras de Hollywood recién llegadas a la Argentina.
El mandatario Claudio Poggi, que nombró a su pareja Sandra Mabel Correa Sosa, como "Asesora de la Gobernación" mediante el Decreto Nº 6595-SGG-2024, fechado el 23 de julio 2024, ahora también la homanejea trayéndola hasta Buenos Aires para ver una obra de teatro a un costo enorme para la provincia. “Tira más un vello púbico que una yunta de bueyes”, reza una metáfora campera allá en el lejano cuyo.
Sin embargo, su pasión (la de Claudio Poggi) por adular a su pareja Sandra Mabel Correa Sosa con fondos públicos tiene precedentes históricos. Basta con mirar por ejemplo los registros del Senado de la Nación, donde en los listados de personal a cargo de una senadora por San Luis, Gabriela González Riollo, puesta políticamente allí por el mismísimo Claudio Poggi, figuraba en un documento oficial del 2/2/22 mágicamente el nombre “Sandrita” en la categoría A5, con un sueldo que hoy ronda los dos millones de pesos mensuales.