Una disputa territorial que parecía dormida volvió a encenderse en el sur bonaerense. El intendente de Villarino, Carlos Bevilacqua, reactivó el reclamo por la titularidad de las islas Bermejo y Trinidad, actualmente bajo jurisdicción de Coronel Rosales, y reavivó así una tensión histórica entre ambos distritos.

El conflicto tiene su origen en 1999, cuando el entonces gobernador Eduardo Duhalde firmó el decreto 449/99, que transfirió las islas al partido de Rosales. La medida fue tomada semanas antes de dejar el poder, y desde entonces generó un malestar latente en Villarino, que nunca terminó de reconocer la cesión.

Bevilacqua considera que ese traspaso fue ilegítimo y se ampara en antecedentes catastrales y registros de dominio que, según su entorno, confirman que las islas pertenecen al dominio público de su distrito. “Rosales nunca hizo un uso efectivo ni planificó ninguna acción concreta sobre las islas”, apuntan desde Villarino, donde incluso cuestionan que no se haya desarrollado la Reserva Natural anunciada hace más de dos décadas.

Desde Coronel Rosales, el intendente Rodrigo Aristimuño no da un paso atrás. “Es una decisión que se tomó en 1999 y tiene fundamentos. Vamos a defender lo que nos corresponde, ya sea por cercanía o por uso”, dijo recientemente a medios locales. Y fue más allá: “No tengo que montar una delegación para demostrar presencia. Hay argumentos geográficos y de sentido común que sostienen nuestra posición”.

El conflicto no es solo institucional: también es político. Aristimuño, alineado con el Movimiento Derecho al Futuro, tiene diálogo directo con Carlos Bianco, ministro de Gobierno y pieza clave del equipo de Axel Kicillof. En junio, el gobernador planea una visita a Rosales, y el tema ya figura en la agenda.

Mientras tanto, en Villarino avanzaron por la vía legislativa. Fernanda Bevilacqua, diputada provincial del Frente Renovador e hija del intendente, presentó un proyecto para derogar el decreto de Duhalde y restituir las islas. La iniciativa propone un plazo de 120 días para devolver formalmente los territorios.

En Rosales, el reclamo incomoda incluso dentro del Concejo Deliberante. "Vamos a acompañar al intendente, pero es cierto que no se hace nada con esas islas", admitió el concejal radical Néstor Martínez. Y dejó una advertencia: "Así como en el ‘99 pasaron a nuestro distrito, no sería raro que las pierdan si no hay acciones concretas".

Las islas, de más de 400 kilómetros cuadrados, no solo tienen valor simbólico. Su superficie influye directamente en los índices de coparticipación y representan un recurso potencial para actividades ganaderas y turísticas. En el pasado existió un barco, el Centolla, que conectaba las islas con el continente. Hoy está abandonado en un galpón municipal, testigo del olvido.

Con la disputa territorial en plena reactivación, la provincia vuelve a ser árbitro de un conflicto que mezcla historia, intereses y la necesidad urgente de financiamiento local.