

El gobierno nacional hizo oficial la resolución: aquel empleado estatal nacional que se adhiera al paro convocado por gremios alineados con la marcha frente a la casa de Cristina Fernández de Kirchner sufrirá el descuento de un día de sueldo. La medida, estricta y rotunda, apunta a desalentar la adhesión estatal a movilizaciones políticas.
La modalidad ya se había aplicado en enero y abril de este año, contra paros generalizados por la CGT; sin embargo, en esta ocasión el trasfondo político agrega tensión, al vincularse con las protestas por la condena judicial contra Cristina.
ATE y UPCN, gremios estatales centrales, ya anticiparon su rechazo. Rodolfo Aguiar (ATE) advirtió que "el ajuste no nos intimida” y que la adhesión será “casi total, incluso entre los de Adorni”. Desde la CGT, se habla de regreso de la “roca sindical”, mientras la CTA y otros sectores movilizan bajo la consigna “con Cristina no se jode”.
Las dirigencias gremiales también repudian el descuento retroactivo aplicado en otro paro de estatales, que llegó a los $485 millones en descuentos, y cuestionan la legalidad de aplicar sanciones antes de una reglamentación clara.
En el seno del Gobierno, el vocero Manuel Adorni ratificó: “El salario es una contraprestación, quien no trabaja no cobra”. Y relanzó la línea 134 para que empleados denuncien presiones sindicales.
En contraste, comparte pantalla con dirigentes del PRO, agrupados en la Fundación Pensar, que alertan sobre riesgos electorales: si se castiga a estatales por movilizarse, pueden perder respaldo entre las bases.
La moderación busca disimular la fricción entre la imagen autoritaria de Milei y las costumbres de consenso dentro del partido amarillo.
En el Conurbano y el interior bonaerense, los anuncios generaron alarma. Empleados de hospitales, escuelas y organismos estatales denuncian que el recorte profundiza la crisis salarial. Además, en redes sociales viralizan testimonios de estatales afectados y comparan con auditorios de despidos y ajustes previos .
Un docente bonaerense tuiteó: “Me descuentan un día y me frego la cuota del comedor. ¿Es el ajuste o es persecución?” El debate se calienta, y del paro kirchnerista puede saltar a una huelga transversal con impacto real en calles y votos.
La decisión de descontar el sueldo por el paro tras la concentración en casa de Cristina se convierte en un nuevo frente en el ajuste de Milei. No es sólo un mensaje disciplinario hacia los estatales: es una marca política destinada a construir disciplina interna y disciplinar a la CGT, mientras tensiona al PRO, expuesto entre el radicalismo interno y el ala dura oficialista.
La rosca política se define así: ¿se mantiene la línea de firmeza económica y cero tolerancia a reclamos sindicales? ¿O se resignifican gestos de acercamiento para neutralizar la protesta mientras se cocinan negociaciones paritarias y leyes laborales?
El recorte de un día laboral puede parecer minúsculo. Pero en español político bonaerense, es “la gota que falta para que rebalse el vaso”.