

En un mensaje grabado desde su casa en Constitución, Cristina Kirchner fue brutalmente clara: “Saben que este modelo se cae, por eso estoy presa”. En sus palabras, la condena no es personal sino política, una maniobra para impedir su regreso electoral y disciplinar cualquier intento de revertir el ajuste económico impulsado por Milei.
“Vamos a volver”: CFK hizo estallar la Plaza de Mayo
La frase tiene sentido. Desde fines de mayo, la inflación no da tregua, el riesgo país superó los 700 puntos básicos y se multiplicaron los despidos y recortes en el Estado. Sumate a esto advertencias como las de Cristina por un posible décimo default y tenés el cóctel: una crisis estructural provocada por políticas liberales que atacan salarios, consumo e inversión.
Pero no todo quedó en la teoría. CFK repudió con firmeza "los planes de ajuste que solo favorecen al 30 % de la población" y comparó este pacto económico con anteriores crisis de la convertibilidad .
La respuesta fue histórica. Miles se concentraron en Plaza de Mayo bajo la consigna “vamos a volver”. No fue una manifestación aislada: confluyeron gobiernos provinciales, movimientos sociales, La Cámpora, sectores del PJ e Izquierda; la CGT optó por la no intervención aunque algunos sectores gremiales estuvieron presentes.
Cristina Kirchner calificó su condena como proscripción del poder económico. Desde Plaza de Mayo, llamó a resistir el modelo liberal y alertó sobre la crisis estructural que se avecina. Una mirada institucional y social desde la movilización.
La marcha tuvo momentos cargados de emotividad: se entonó "todo preso es político", se pidió rebelión democrática y se dejó sonido ambiente de rock nacional. La plaza fue retórica, memoria y futuro unidos en una imagen de convocatoria y resistencia.
CFK habló de “proscripción política”, equiparando al fallo a una condena anticipada impuesta por sectores profundos del poder económico. Y fue más allá: dijo que este modelo busca disciplinar a toda crítica social.
En redes y portales, la frase tuvo eco: desde famosos que expresaron su indignación hasta expertos que advirtieron un avance sobre la Corte como brazo político. Desde organismos internacionales que analizan el caso, también hubo alertas por riesgo a la representación popular.
En este contexto, el peronismo no está unificado. Hay quienes prefieren la cautela institucional, otros apuestan a la radicalización de la protesta. Las voces acompañaron a CFK, pero no necesariamente a su estrategia tuitera o cara a cara.
La oposición también aprovechó el caos. Milei dejó la palabra principal en manos de Patricia Bullrich, que criticó la marcha como “tiranía de la calle”. Otros sectores abogaron por el respeto de la Justicia, mientras medios digitales advertían sobre un posible default inminente.