

“Con la intervención el PRO intenta esquivar implosiones territoriales, reconstruir su estructura federal y disputar en las provincias donde el libertarismo amenaza con arrasar”.
Mauricio Macri ordenó extender el control partidario en cinco provincias clave: Córdoba (Henry Leis), Corrientes (Clodomiro Risau), Salta (Leonardo Aguilar), Tucumán (Alejandro Finocchiaro) y Tierra del Fuego (María Eugenia Chiarvetto). La operación busca frenar fracturas internas, controlar percepciones frente a la alianza con La Libertad Avanza, y alinear las estructuras territoriales con miras a 2025.
La medida generó rechazo entre dirigentes provinciales del PRO que reclaman por la “violación de autonomías internas”. En Tucumán y Corrientes acusan falta de consulta previa. Otros sectores denuncian un estilo "portenocéntrico" que impide el crecimiento de liderazgos locales.
La decisión también responde al crecimiento de La Libertad Avanza en el interior. Intendentes, legisladores y referentes del PRO coquetean con Milei en Córdoba y Salta. Macri busca blindar el partido antes de una eventual fuga masiva hacia el oficialismo.
En Córdoba, tras la derrota electoral, la crisis de liderazgo obligó a Macri a delegar en Leis el armado electoral. En Corrientes, Risau tendrá la tarea de evitar fracturas que puedan derivar en la pérdida del control legislativo local.
Salta y Tucumán, bastiones históricos del peronismo provincial, son prioritarios para contener al libertarismo. Finocchiaro fue elegido por su perfil técnico y por la confianza directa de Macri, buscando evitar crisis de representación que debiliten al PRO en el norte.
La intervención en Tierra del Fuego apunta a rearmar el PRO desde cero. Chiarvetto tendrá que negociar con sectores que se abrieron del partido por las alianzas con el mileísmo. Se espera una cumbre con referentes fueguinos en julio.
Macri sostiene una posición ambigua: no rompe con Milei pero busca preservar la identidad del PRO. La intervención es una señal hacia adentro: no habrá fusiones sin condiciones. La disputa por el 2025 ya comenzó.
Los sectores críticos advierten que esta jugada puede salir mal. Si no hay espacio para el debate interno, varios dirigentes amenazan con armar partidos provinciales. Macri juega al límite: control o fractura.
En Buenos Aires, la discusión se traduce en cómo negociar con los libertarios sin perder base propia. Ritondo y Santilli avalan acuerdos tácticos. Grindetti y Posse piden listas propias. La interna amarilla está al rojo vivo.
Con la fecha límite del 9 de julio, Macri acelera las definiciones. Las intervenciones continuarán al menos hasta fin de año, salvo que se logren consensos internos. Se prevén encuentros distritales en julio para definir estrategias.
Macri está decidido a retomar el control del PRO desde las bases. Las intervenciones no son solo una jugada de poder, sino una estrategia de reconstrucción federal ante el avance de Milei y la licuación ideológica del macrismo. La disputa de 2025 empieza con tensión, veto y rosca.
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