

El limbo del PJ: unidad estirada y nervios a flor de piel
La convocatoria al Congreso Nacional del PJ mantenida durante junio buscó postergar definiciones clave. Figuras como Sergio Massa, Máximo Kirchner y Axel Kicillof aceleran su armado electoral por separado, mientras voces internas advierten que la falta de acuerdos puede derivar en configuraciones dispares entre provincias y en cargos nacionales.
“El peronismo atraviesa un limbo estratégico: sin rumbo definido, con ambiciones encontradas y la sombra del cronograma electoral que no espera”.
l órgano partidario volvió a patear la definición de listas y estructura táctica, argumentando que la causa de la proscripción política y la condena judicial a Cristina Kirchner demandan reordenamiento antes que definiciones precipitadas .
El calendario electoral marca el 9 de julio como fecha máxima para la presentación de alianzas, y el 19 de julio para la inscripción de los candidatos. El peronismo —con eje en la provincia de Buenos Aires— está al límite.
La suspensión o mantenimiento de las PASO, el desdoblamiento y el esquema de boletas (BUP o partidaria) siguen en debate.
Intendentes massistas insistieron en tener definiciones a fines de febrero e incluso solicitaron claridad sobre si habría PASO bonaerenses.
Sergio Massa y Máximo Kirchner activaron la mesa legal para formalizar el frente “Peronismo” para legislat. Sus apoderados trabajan en un único frente para elecciones provinciales y nacionales.
Axel Kicillof y su Movimiento Derecho al Futuro mantienen reuniones paralelas, buscando sumar a La Cámpora y sectores críticos pese a acuerdos previos.
Cristina Kirchner, aunque sin aparecer personalmente, viajó su influencia desde Matheu 130 con un mensaje colectivo: “Vamos a volver”, aunque sin foto conjunta con Kicillof.
El coro peronista se divide en plurinacional, con matices: unidad en lo discursivo, pero falta acuerdo en cómo llegar al 9 de julio.
La Provincia de Buenos Aires es el centro de la tensión. Cristina presiona a Kicillof a través de reuniones personales; Kicillof insiste en una “gran mesa” sin foto oficial.
“Con el reloj en contra, el PJ prolonga su demora y mete presión a Kicillof”
La interna gira alrededor de tres ejes: sistema de votos (PASO, BUP, boleta partidaria), cronograma (concurrente o desdoblado), y armado de listas.
El PJ difiere su estrategia electoral, con choques entre Cristina, Massa y Kicillof, y riesgo de listas dispares. El 9 de julio marca la fecha límite en medio de internas y presión electoral.
Intendentes, con Massa a la cabeza, exigen reglas claras y anticipaciones: su resistencia equilibra la balanza frente a la influencia de la ex presidenta y los sectores más kirchneristas.
Gobernadores como Insfrán y Quintela votaron por unidad, pero en el interior se activan rebeldías. En San Juan, Entre Ríos y otros distritos, hay urgencia en definir si priman acuerdos por consenso o internas abiertas.
¿Alianza o guerra interna? El PJ se juega todo antes del 9 de julio
En la provincia de Buenos Aires, un sector advierte a Kicillof: sin consenso no aseguran respaldo al presupuesto y advierten que el gobernador “carga solo con la responsabilidad política” .
Los sondeos internos muestran que terreno frente a Milei puede perderse si el peronismo no se ve firme y cohesionado. En Twitter e Instagram, el hashtag #UnidadPeronistaYA fue tendencia moderada durante el último congreso del PJ, mientras militantes cuestionan la demora.
La presión en redes, sobre todo desde La Cámpora y peronismo histórico, exige definiciones rápidas y claras.
Cierre unificado: front legal único, listas conjuntas y apuesta a la unidad como argumento.
Fragmentación: alianzas dispares por provincia, sectores/poderes que compiten internamente (k, massismo, kicochistas).
Cenáculo judicial: crisis institucional si no se resuelven acuerdos y se rechaza la causa testimonial con tono de proscripción.
La indefinición profundiza la imagen de debilidad del PJ frente a la ola libertaria. Milei capitaliza la dispersión de la oposición.
Sin embargo, una lectura optimista indica que esta pausa permite monitorear, reforzar mesas de negociación, blindar territorios y no repetir errores de 2023.
El PJ estira la definición electoral y agrava la incertidumbre: ¿cuándo y cómo se cerrará la unidad?
El peronismo enfrenta su encrucijada más crítica: cómo pasar de la épica de unidad —“Vamos a volver”— a una estructura electoral funcional. El tiempo corre, el calendario no concede margen y Milei presiona desde la grieta. Si el PJ no decide pronto, arriesga caer en una nueva fragmentación que podría costarle más que la derrota: la irrelevancia electoral.
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