

Asamblea clave y hoja de ruta
Este viernes en la sede del PRO provincial, que paradójicamente está ubicada en la calle Balcarce de CABA, se realizará una asamblea decisiva: los principales dirigentes, encabezados por el diputado nacional Cristian Ritondo, buscarán habilitar formalmente la negociación de un frente electoral con La Libertad Avanza (LLA) como eje principal de una postura “antikirchnerista”.
No se definirá el nombre, color o detalle logístico, pero sí se buscará otorgar el mandato a Ritondo para cerrar formalmente el acuerdo.
“El PRO camina hacia una alianza formal con La Libertad Avanza: una asamblea que se realiza hoy en CABA, habilitará el mandato a Cristian Ritondo para cerrar la alianza antikirchnerista, en medio de tensiones territoriales y disputas de estructura”.
Se prevé que salga con respaldo amplio: según fuentes del partido, “no se esperan sorpresas”. Sin embargo, detrás del formalismo de rutina, hay tensión real: la UCR provincial quedaría fuera del armado, y empiezan a chocar intereses territoriales en municipios clave.
En paralelo circula en redes un reel de Instagram viralizado bajo la consigna “estrategia electoral anti‑K confirmada”, con la ratificación informal de la alianza, lo cual alimenta el fervor electoral del espacio.
Por la postura oficialista de LLA, el acuerdo no se trata de una alianza circunstancial sino de una “fusión táctica”: ambos sectores acordaron mesas técnicas para distribuir candidaturas distrito por distrito.
El impulso formal viene acompañado por una contrapartida más tensa: mientras Ritondo hace foco en consolidar la alianza, la UCR provincial observa su exclusión. El gobernador santafesino Maxi Pullaro promueve alianzas moderadas con el PRO, pero en Buenos Aires el radicalismo queda relegado.
Eso genera malestar: intendentes y dirigentes radicales hablan de “arbitrariedad” y denuncian que se les quita la posibilidad de disputar bancas clave dentro del bloque opositor bonaerense.
Más combustible a la tensión le pone la exigencia de LLA de “pintar de violeta” las listas, propuesta que el PRO decidió asumir para no perder estructura territorial.
La mesa técnica establecida por Ritondo y Pareja (armador libertario provincial), estudia sección por sección quién encabezará o integrará las listas. Ahí aparecerán las fricciones más palpables: distritos como Vicente López y San Isidro cruzan reclamos históricos de intendentes PRO con arribistas libertarios ungidos por redes sociales.
La contra cara informal: mientras el armado se verticaliza, circulan críticas en redes sociales desde la militancia amarilla, que tachan el acuerdo como "desleal al centro" y piden transparencia en el reparto de distritos.
Este nuevo frente se define en el cruce entre clima electoral y urgencia táctica. Milei lanzó su campaña hace varios días en La Plata con fuertes insultos a Axel Kicillof —como “pelotudo” y “pichón de Stalin”— y habló abiertamente de su intención de aliarse con el PRO bonaerense. Su presencia crece, y el peronismo unificado se perfila como principal rival.
El PRO apuesta a reforzarse con LLA para disputar la elección legislativa del 7 de septiembre y luego la nacional de octubre, incluso dejando al radicalismo a un costado. En la mira hay distritos clave donde la polarización entre kirchnerismo y liberalismo es patente.
Para Cristian Ritondo, el mensaje es claro: si Milei plantea una “alternativa libertaria”, el PRO responderá con “una alternativa liberal-popular", evitando quedar al margen del debate electoral.
La Asamblea bonaerense no solo habilitará el acuerdo: dejará en evidencia la nueva geografía política local. Si la alianza sale bien, el PRO consolidará estructuras en distritos donde hoy Milei crece. Si se cae, quedará al margen del mapa liberal en construcción.
La validación hoy del PRO bonaerense para avanzar hacia la alianza con LLA es más que un trámite: marca un nuevo diseño electoral opositor. Ritondo juega fuerte, y la decisión sobre quién encabezará las listas y cómo se articule con sus intendentes y los radicales, determinará si el bloque opositor logra incidencia real o se deshilacha antes de la campaña.
La elección del 7 de septiembre y la futura boleta de octubre anticipan una batalla política que ya está en plena exposición. El PRO apuesta a no quedar al costado del tablero liberal, pero hoy camina con un riesgo: legitimizar un frente acotado que dispare tensiones internas y reacomode las piezas de un mapa electoral en movimiento.
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