jueves 31 de julio de 2025 - Edición Nº4788

Nacionales | 30 jul 2025

El primer año al frente de la Casa Rosada

Milei: poder, economía y errores admitidos

En el libro "Tratando de entender el fenómeno Milei", Juan Carlos de Pablo y Ezequiel Burgo reconstruyen el primer año de gestión del presidente argentino a partir de entrevistas directas. Desde la elección de Luis Caputo como ministro de Economía hasta el manejo de errores políticos y la prédica internacional contra el "wokismo", Milei revela cómo ejerce el poder, toma decisiones económicas clave y convive con la presión presidencial.


El libro "Tratando de entender el fenómeno Milei", de Juan Carlos de Pablo y Ezequiel Burgo, ofrece una radiografía del primer año de gobierno de Javier Milei a través de conversaciones directas con el propio presidente. Su testimonio recorre la intimidad del poder, las decisiones económicas más controversiales y su relación con el error.

Uno de los pasajes más reveladores gira en torno a la elección de Luis “Toto” Caputo como ministro de Economía. Pocos días después de las PASO, Milei lo convocó en un restaurante de Palermo y decidió que sería su principal espada en el área económica. Reemplazó así el plan de Emilio Ocampo, que incluía una dolarización inmediata del país. “Incluso Ocampo me dijo que terminaría preso si iba con esa opción”, recordó Milei.

La devaluación del peso fue otro punto central. Mientras el consenso de mercado planteaba un dólar oficial a $600, el gobierno lo fijó en $800, buscando cerrar la brecha cambiaria y evitar una caída mayor en la actividad económica. “No teníamos alternativa. No había plata”, sintetizó el presidente, reafirmando su enfoque de ajuste fiscal sin emisión. Esta lógica de shock permitió —según Milei— cerrar el déficit en el primer mes de 2024.

El vínculo con sus ministros se basa en una fórmula clara: fija el rumbo y exige resultados, permitiendo que cada uno arme su propio equipo. Incluso cuando hay figuras con las que no se lleva bien personalmente, Milei deja en claro que la prioridad es la eficacia. En esa línea, también respaldó a Caputo ante los pedidos de más presupuesto: “No permito que le toquen la caja”, afirmó.

A nivel internacional, Milei construyó una identidad confrontativa. En foros como Davos y el G-20, arremetió contra la regulación europea y la ideología “woke”. Aunque fue criticado y evitado por algunos líderes, se jacta del impacto mediático de sus intervenciones: “400 millones de usuarios mencionaron las palabras 'woke' y 'wokismo' después de mi discurso”, aseguró.

En cuanto a su tolerancia al error, Milei sorprende con una visión más flexible: “Si me equivoco, corrijo”. Cita ejemplos como sus declaraciones sobre China o el papa, y reconoce que equivocarse es parte del proceso, siempre que no se persista en la falla.

Finalmente, el presidente admite que trabaja a un ritmo extenuante, durmiendo entre cuatro y cinco horas por noche, y que una de las recomendaciones que desoyó fue la de Mauricio Macri sobre la importancia del descanso.

El balance, en sus palabras, es ambicioso: “Cumplimos el 75% de lo prometido en el primer cuarto del gobierno”. Lo que para otros era imposible, él lo toma como símbolo de gestión. Entre el ajuste económico, la narrativa de choque cultural y una férrea disciplina fiscal, Milei se define como un presidente que no se detiene. Ni ante las críticas, ni ante sus propios errores.

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