

En medio de un panorama político fragmentado, Mauricio Macri convocó una reunión virtual del Consejo Nacional del PRO para este jueves, con el objetivo de revisar el mapa de alianzas de cara al cierre judicial del 7 de agosto. Aunque no se tomarán decisiones formales, el encuentro servirá para ordenar tensiones internas y evaluar cómo avanza la estrategia de “libertad de acción” que el expresidente propició en junio, en busca de acuerdos pragmáticos con distintos actores políticos.
Uno de los focos principales será la provincia de Córdoba, donde la Justicia Electoral anuló la intervención partidaria dispuesta por el PRO nacional en diciembre. El fallo, que respondió a un reclamo del diputado nacional Oscar Agost Carreño, puso en jaque la conducción designada por Macri, encabezada por Henry Leis, y reabrió el debate interno sobre el rumbo partidario. Aunque la sentencia fue adversa, desde el PRO nacional ya se evalúa una nueva intervención para retener el control y avanzar en acuerdos estratégicos con figuras como Rodrigo De Loredo (UCR).
Este caso no es aislado. El PRO mantiene actualmente intervenciones partidarias en provincias como Santa Cruz, Santiago del Estero, Corrientes y San Luis. En algunos casos, como Corrientes, el objetivo fue evitar judicializaciones en los cierres de listas; en otros, como Tierra del Fuego, se apunta a una reconstrucción de base por falta de estructura política.
En paralelo, la Ciudad de Buenos Aires también presenta fricciones internas. Un sector cercano a Macri y Cristian Ritondo impulsa un acercamiento con La Libertad Avanza, pese a las tensiones acumuladas durante la campaña pasada. Mientras tanto, Jorge Macri evalúa nombres para competir en octubre, con Patricia Bullrich perfilada como candidata a senadora y posibles lugares para María Eugenia Vidal y Diego Guelar.
El caso de Mendoza también revela los límites del armado nacional. Allí, el PRO quedó excluido de un acuerdo entre la UCR y LLA, lo que anticipa una competencia directa con sus exsocios de Cambia Mendoza.
En suma, el PRO atraviesa un proceso de redefinición profunda, en el que busca preservar su identidad y autonomía frente al avance libertario, mientras negocia alianzas de geometría variable en cada distrito. La estrategia de Macri apunta a mantener el control político del partido, incluso a costa de nuevas intervenciones, con la mira puesta en minimizar daños y conservar poder territorial ante un escenario electoral incierto