

El peronismo en Córdoba enfrenta una división inédita de cara a las elecciones de octubre, con cuatro listas distintas que podrían competir en paralelo. La fecha clave para inscribir alianzas, el 7 de agosto, se acerca y la falta de unidad genera incertidumbre y dificulta la posibilidad de una interna ordenada.
El sector más tradicional, conocido como llaryorismo, aguarda por la confirmación de Juan Schiaretti, quien mantiene un perfil cauteloso y no ha dado señales claras sobre su futuro electoral. Esta indefinición genera tensiones internas y abre espacio para que otros sectores del peronismo cordobés desplieguen su estrategia.
Entre ellos, Natalia de la Sota anunció su candidatura en solitario, sin lograr aún alianzas firmes, aunque cuenta con respaldo del massismo si decide participar en la interna. Su propuesta se basa en poner un freno a las políticas del Gobierno nacional y a la creciente fuerza de Javier Milei y La Libertad Avanza, que son el común denominador de rechazo entre todos los sectores peronistas.
El kirchnerismo local, liderado por Gabriela Estévez y Pablo Carro, lanzó la lista Fuerza Patria, avalada por Cristina Kirchner. Este espacio busca consolidar una alternativa progresista en Córdoba, que históricamente ha tenido poca militancia kirchnerista. Intentos previos de unificar fuerzas con De la Sota no prosperaron debido a diferencias políticas y simbólicas.
Por último, Juan Grabois impulsa una línea más renovadora y territorial con el apoyo a la joven dirigente comunista Constanza San Pedro, quien busca representar a los barrios populares y renovar las representaciones kirchneristas en el Congreso.
A pesar de sus profundas diferencias y la fragmentación, todos coinciden en la urgencia de frenar el avance de Milei y su proyecto libertario, que ha logrado un importante caudal electoral en la provincia. Sin embargo, la falta de un acuerdo entre estas cuatro fuerzas puede debilitar la posibilidad de presentar una candidatura peronista unificada, lo que favorece a la derecha.