

La Federación Nacional de Trabajadores Camioneros vivió este lunes un capítulo decisivo en su historia reciente: Hugo Moyano y Jorge Taboada dejaron atrás meses de enfrentamientos y acordaron una tregua que les permitirá presentarse como fórmula de conducción en el congreso sindical del 28 de noviembre, con mandato hasta 2029.
El entendimiento busca poner fin a una etapa de fuertes roces que había comenzado cuando Moyano excluyó a Taboada del triunvirato de la CGT, decisión que detonó críticas por los “bajos aumentos salariales” acordados en paritarias y por el predominio del clan Moyano en la estructura gremial. La tensión escaló al punto de que sectores del interior, encabezados por Sergio Aladio en Santa Fe, comenzaron a avanzar en la conformación de una federación paralela con apoyo de gremios de seis provincias.
En paralelo, Moyano enfrenta un creciente desgaste: su liderazgo, otrora incuestionable, hoy se ve cuestionado por la falta de presencia en el interior, por paritarias consideradas insuficientes y por el centralismo en la toma de decisiones. Para apaciguar los ánimos, se impulsa una reforma estatutaria que ampliará la representación federal mediante la creación de subsecretarías en las 28 secretarías existentes.
El pacto con Taboada no solo garantiza la unidad momentánea en la Federación, sino que también le da aire a Moyano para reforzar el futuro político de su familia. Mientras tanto, promueve a su hijo Hugo Antonio Moyano como candidato a diputado nacional por la lista bonaerense de Fuerza Patria, y busca que Jerónimo Moyano asuma la Secretaría de Juventud en la nueva CGT.
La tregua con Taboada, sin embargo, es apenas un paso en un terreno sindical cada vez más fragmentado, donde la posibilidad de un nuevo sindicalismo federal y sin personalismos sigue siendo un desafío latente para el histórico jefe camionero.