

¿Puede un funcionario argentino quedar en el medio de la tensión entre Donald Trump y China? Esa es la pregunta que recorre los despachos oficiales desde hace meses y tiene a Guillermo Francos en el centro de la escena. En el último año, Francos mantuvo más de 50 reuniones con funcionarios y empresarios chinos, mientras desde Estados Unidos presionan para que deje su cargo.
El conflicto se volvió público cuando Scott Bessent, Secretario del Tesoro de EE.UU., mencionó el compromiso de Javier Milei de alejar a China de la Argentina. Francos salió rápido a desmentirlo: "No creo que una parte del acuerdo con EE.UU. sea excluir a China", aclaró. Pero la tensión ya estaba instalada.
En paralelo, Santiago Caputo empezó a funcionar como puente entre la Casa Rosada y la administración de Trump, quien lo prefiere al frente de la política oficial. Según fuentes, Caputo busca reconfigurar el gabinete después de las elecciones, sumar aliados del Congreso y eventualmente posicionarse como jefe de Gabinete.
Esta estrategia se empezó a diseñar en reuniones con Barry Bennett, consultor estadounidense cercano a Trump, que se encontró con los aliados del gobierno que habían ido perdiendo protagonismo. Mientras tanto, Francos se quejaba de que Caputo no firmaba como funcionario, pero su destino no depende de esas diferencias internas: lo define la mirada de Washington, que ya controla gran parte de la agenda política argentina.
La enemistad de Francos con los republicanos viene de largo, desde su época en el BID con Mauricio Claver Carone, y ahora su cercanía con China lo convierte en un actor clave. Durante el último año, Francos se reunió con embajadores, ministros y directivos de empresas chinas, entre ellos Wei Wang, Song Xiao, Guangchui An, Xiaoshen Wang de Ganfeng Lithium, y funcionarios de la Embajada China en Argentina, entre muchos otros.
Esas reuniones muestran que Francos es, hoy, el funcionario con mayor acceso a China en la Argentina. Y esa posición lo hace blanco de la presión estadounidense, en un contexto donde Donald Trump y su equipo buscan asegurar que la política local no favorezca intereses chinos por encima de los de EE.UU.
En medio de esta trama, queda claro que la política argentina no solo se juega dentro del Congreso o del gabinete: está entre Washington, Beijing, y los movimientos estratégicos de actores como Guillermo Francos, Javier Milei y Scott Bessent. Cada reunión, cada declaración y cada negociación puede cambiar el rumbo, y todavía nadie sabe quién terminará consolidando la influencia sobre el país.
Con elecciones a la vista y acuerdos internacionales en juego, el futuro de Francos y la relación de Argentina con China sigue siendo una incógnita que promete mantener la atención de todos.