¿Qué llevó a un grupo de diputados del PRO a dejar su bloque y pasarse a La Libertad Avanza? La movida sacudió la Cámara de Diputados y cambió el tablero político, dejando al oficialismo con el ansiado tercio libertario que buscaba desde principio de año. Pero la historia detrás de este salto tiene más tensión interna de lo que parece.
El viernes, siete legisladores nacionales cercanos a Patricia Bullrich anunciaron que se separan del bloque que preside Cristian Ritondo para integrarse al espacio de Javier Milei. Se trata de Damián Arabia, Sabrina Ajmechet, Laura Rodríguez Machado, Silvana Giudici, Patricia Vásquez, y los electos María Luisa González Estevarena y Carlos Almena. Todos responden directamente a Bullrich, quien mantiene una fuerte disputa con Mauricio Macri por el liderazgo del partido amarillo.

El pase no sorprendió en los pasillos del Congreso: la decisión estaba tomada hacía semanas y solo faltaba la señal del oficialismo para hacerla pública. Con esta incorporación, Milei consigue consolidar su tercio propio en Diputados, un número clave para sostener los vetos presidenciales y avanzar con leyes sin depender de la oposición.
Durante los últimos días, los llamados “halcones bullrichistas” evaluaron distintas estrategias: crear un bloque aliado o sumarse directamente al oficialismo. Finalmente, optaron por integrarse a La Libertad Avanza, con la venia de Bullrich, que ya prepara su llegada al Senado y un nuevo rol en la bancada libertaria.
La salida de estos diputados abre un interrogante dentro del PRO: ¿quedará espacio para un interbloque con Milei? Por ahora, parece innecesario. Con el tercio libertario asegurado, el gobierno puede avanzar con mayor margen en el Congreso. Sin embargo, el verdadero reacomodamiento se verá en diciembre, cuando se definan las comisiones y presidencias.
El gesto de Patricia Bullrich tiene un peso político mayor. Marca su alineamiento total con el gobierno y distancia definitiva con Mauricio Macri, que el sábado dejó ver su enojo tras un encuentro fallido con Milei. Esa fractura interna deja al PRO en una encrucijada: replegarse o redefinir su identidad fuera del poder.
Mientras tanto, los radicales y el bloque de Provincias Unidas observan atentos. La nueva correlación de fuerzas deja al oficialismo con más margen para negociar y a los gobernadores con la llave del quórum. Todo indica que los próximos movimientos en la Cámara de Diputados estarán marcados por acuerdos puntuales y no por bloques sólidos.
El desenlace todavía no está escrito. Pero una cosa es clara: con el salto bullrichista, el Congreso dio su primer gran giro político del nuevo ciclo. Y el oficialismo, por primera vez, tiene el control del tablero.