viernes 07 de noviembre de 2025 - Edición Nº4887

Nacionales | 7 nov 2025

La clase media argentina se achica y cambia su forma de vivir

09:00 |¿Sigue existiendo la clase media argentina que todos conocíamos? El nuevo informe de la Fundación Pensar y Casa Tres, elaborado junto al consultor Guillermo Oliveto, abre una pregunta incómoda...


¿Sigue existiendo la clase media argentina que todos conocíamos? El nuevo informe de la Fundación Pensar y Casa Tres, elaborado junto al consultor Guillermo Oliveto, abre una pregunta incómoda: ¿qué quedó de aquella “clase media Mafalda”, símbolo del esfuerzo, la educación y la movilidad social?

Según el estudio “Esperando la Carroza: la clase media Mafalda se diluye”, la identidad que marcó a millones de argentinos se está desarmando. El trabajo —basado en una encuesta nacional de más de 2.300 casos— muestra que el poder adquisitivo, el acceso a la educación y la estabilidad laboral ya no sostienen a ese sector como antes. Pero lo más fuerte es que muchos aún se sienten de clase media, aunque sus ingresos digan otra cosa.


La nostalgia de una clase que se achica


Durante décadas, ser de clase media significó tener un trabajo formal, mandar a los hijos a la escuela pública, irse de vacaciones y soñar con una vida mejor. Hoy, ese modelo está en jaque: solo el 43% de los hogares encaja dentro de los ingresos considerados “clase media”, mientras que más de la mitad pertenece a sectores bajos.

Aun así, 29 millones de argentinos siguen creyendo que pertenecen a ese grupo. Esa brecha entre lo que se gana y lo que se siente explica gran parte de la frustración social actual. Como resume el informe: “La pérdida de poder adquisitivo se volvió el eje de la vida cotidiana”.

El 54% de los encuestados dice que su capacidad de consumo es peor que hace un año, y el 63% tuvo que resignar gastos básicos en el último mes. Ocio, indumentaria y vacaciones son los primeros sacrificios.


De consumidores felices a sobrevivientes


El estudio habla de una nueva figura: el “consumidor estoico”, que busca equilibrar su presupuesto pero termina cayendo en la lógica del sacrificio. Comprar “duele”, dice el texto, porque ya no se trata de disfrutar, sino de sobrevivir.

El consumo, antes sinónimo de bienestar, se volvió una carga emocional. “En lo sacrificial hay sufrimiento y cuestionamiento”, apunta el informe, reflejando cómo la inflación y la pérdida de expectativas erosionan la identidad de la clase media argentina.


La educación ya no garantiza ascenso


El dato más duro: el 70% de los sectores bajos logró estudiar más que sus padres, pero no mejoró su nivel de vida. La educación —ese motor del ascenso social— perdió fuerza como vía de progreso. Solo cuatro de cada diez jóvenes creen que podrán “ser alguien” gracias al estudio y al trabajo.

Antes, el diploma en la pared era un orgullo familiar; hoy, muchos sienten que el esfuerzo ya no alcanza.


Una identidad en crisis


El informe cierra con un mensaje claro: la clase media argentina está mutando, y con ella, el pacto social que sostuvo al país durante décadas. Entre la nostalgia del pasado y la incertidumbre del presente, la pregunta queda abierta: ¿podrá reinventarse sin perder su esencia?

El desafío, dice la Fundación Pensar, es recuperar la educación y el trabajo como caminos reales de movilidad. Porque si la clase media se diluye, también se debilita la esperanza colectiva de progreso.

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