Algo se mueve dentro del peronismo bonaerense. En los pasillos del poder provincial, muchos dirigentes ya no hablan de acuerdos sino de urnas. La idea de que las diferencias se resuelvan con elecciones internas empieza a tomar fuerza, en un contexto donde la unidad desgastada ya no alcanza para sostener la conducción del espacio.
Durante años, el peronismo apeló a la unidad como salvavidas de sus crisis. Pero ese concepto perdió peso. Las últimas tres elecciones nacionales demostraron que estar juntos no siempre garantiza ganar. El ejemplo más claro fue el Frente de Todos, donde las tensiones internas convivieron con el intento de mantener una fachada de cohesión. Hoy, esa fórmula parece agotada.

“Ya no existe una lista de unidad porque no hay un conductor que sintetice todo”, explicó un intendente del interior bonaerense con larga trayectoria en el PJ Bonaerense. Y agregó: “Axel Kicillof está construyendo su propio camino, Cristina Kirchner se identifica cada vez más con La Cámpora, y Sergio Massa juega en el medio. No hay una conducción nacional clara”.
Esa sensación se repite entre las distintas tribus del justicialismo provincial. Cada sector defiende su parcela de poder mientras intenta acumular fuerzas de cara al futuro. En ese escenario, Kicillof busca ampliar su base política y diferenciarse del cristinismo sin romper del todo con él.
El clima interno se recalienta con varios temas sobre la mesa: la renovación de autoridades del PJ Bonaerense, el Presupuesto 2026, los fondos municipales y la definición del liderazgo partidario. Nadie quiere ceder y todos hablan de “ordenar con votos”.
El titular de la Auditoría General de la Nación, Juan Manuel Olmos, lo resumió sin vueltas: “El que quiera reemplazar a Cristina lo tiene que hacer con votos”. Su frase caló hondo y fue tomada como señal de que el camino de las PASO o de una interna partidaria parece inevitable.
En paralelo, dirigentes como el intendente de Exaltación de la Cruz, Diego Nanni, respaldan a Kicillof: “Hay resultados y gestión. Si un sector no lo entiende, habrá que ir a una interna madura para llegar con fuerza al 2027”, afirmó.
El propio Máximo Kirchner dijo estar dispuesto a competir por la presidencia del PJ provincial. “Tal vez sea el momento de legitimar una conducción a través de los votos”, expresó un jefe comunal del conurbano, reflejando el cansancio de muchos intendentes con la hegemonía camporista.
Mientras tanto, Kicillof se mantiene al margen. No quiere meterse en el barro de la disputa, aunque su figura aparece como referencia inevitable.
En definitiva, el peronismo bonaerense enfrenta un dilema histórico: o renueva su liderazgo con votos, o sigue atrapado en su unidad desgastada. Los próximos meses definirán si finalmente se anima a una verdadera interna después de casi cuatro décadas.