miércoles 03 de diciembre de 2025 - Edición Nº4913

Nacionales | 2 dic 2025

Los gobernadores preparan un interbloque que podría cambiar el mapa del Congreso

Si te contara que un grupo de gobernadores está por mover una ficha que podría romper el mapa político del Congreso, ¿te quedarías leyendo para entender qué viene después?


Si te contara que un grupo de gobernadores está por mover una ficha que podría romper el mapa político del Congreso, ¿te quedarías leyendo para entender qué viene después? Esa es justamente la intriga que rodea a un posible interbloque federal que ya generó nerviosismo en el kirchnerismo y dejó al peronismo mirando de reojo. Y para entender por qué este armado puede transformar un Frankenstein legislativo en una fuerza con peso real, hay que mirar quiénes están detrás.

Cinco mandatarios provinciales vienen negociando en silencio para dejar de depender del peronismo tradicional y armar un espacio propio, más chico pero más sólido, con una meta simple: defender sus provincias y sentarse a negociar directamente con la Casa Rosada, sin intermediarios ni roscas internas que les traben decisiones clave.

Los nombres no son menores. En esta movida están Gustavo Sáenz (Salta), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca), Hugo Passalacqua (Misiones) y el equipo político del neuquino Rolando Figueroa. Todos ellos ya comparten Innovación Federal, pero ahora buscan armar algo más grande, más visible y con poder real para inclinar la balanza en Diputados.

La pieza más delicada del rompecabezas es la eventual incorporación de Catamarca. Si Raúl Jalil decide sumar formalmente a sus legisladores, Unión por la Patria podría perder la primera minoría. Ese movimiento solo alcanzaría para desarmar la vieja lógica del recinto y obligar a todos —oficialismo, kirchnerismo, peronismo clásico y fuerzas chicas— a recalcular cada votación.

En un Congreso cada vez más fragmentado, cualquier grupo que logre coordinarse mínimamente se convierte en la llave para aprobar o frenar iniciativas estratégicas: Presupuesto, acuerdos fiscales, financiamiento o reformas estructurales. Por eso este posible interbloque no es solo “otro espacio más”, sino una herramienta de negociación de alto impacto.

Los gobernadores lo explican sin vueltas: quieren un espacio federal, sin depender de las tensiones del peronismo nacional y sin quedar atrapados en disputas internas que poco tienen que ver con sus territorios. Su prioridad son las obras, los recursos y la posibilidad de discutir de igual a igual con Nación.

En el núcleo del kirchnerismo, la jugada no cayó nada bien. El temor es claro: perder capacidad de orden, influencias y votos clave en un momento en el que cada diputado cuenta. Ven cómo crece un polo alternativo, más pragmático y menos alineado con la lógica histórica del peronismo nacional.

La pregunta que queda abierta —y que mantiene vivo este loop— es simple pero decisiva: ¿este interbloque se terminará de consolidar y cambiará realmente el equilibrio del Congreso, o quedará como otro intento fallido de reorganización? Las conversaciones siguen y las provincias, esta vez, parecen dispuestas a mover fuerte las piezas.

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