Algo que pasó casi sin ruido hace 82 años todavía define parte de cómo vivimos hoy. Y entender por qué —y qué pasó exactamente ese día— ayuda a responder una duda que muchos tienen: ¿cómo empezó a tomar forma el vínculo moderno entre el Estado y los trabajadores en la historia argentina?
Pero para llegar a esa respuesta, primero hay que volver a un momento que parecía totalmente rutinario… aunque no lo era.
El 27 de noviembre de 1943, el entonces coronel Juan Domingo Perón asumió al frente de la Secretaría de Trabajo y Previsión. Para la mayoría, fue un movimiento burocrático más dentro del gobierno militar surgido de la Revolución del 43. Nada que llamara la atención.
Sin embargo, desde esa oficina —que él mismo después elevaría a rango ministerial— empezó un proceso que transformó de raíz la relación entre el Estado y los trabajadores argentinos.
Por primera vez en la historia argentina, las demandas laborales encontraban un espacio real dentro del Estado. No como un gesto simbólico, sino como una estructura concreta capaz de tomar decisiones.
Desde la Secretaría, Perón impulsó medidas que hasta ese momento eran impensadas:
creación de tribunales laborales,
establecimiento del aguinaldo,
vacaciones pagas,
mejoras salariales,
reconocimiento de derechos sindicales sistemáticamente negados.
Eran conquistas tangibles, fáciles de identificar en la vida cotidiana y profundamente esperadas por sectores que venían siendo ignorados.
La estrategia tenía una lógica clara: fortalecer a los trabajadores para que, organizados, pudieran convertirse en un actor político real. Y funcionó. En solo dos años, el número de trabajadores sindicalizados creció de manera explosiva.
El movimiento obrero dejó de ser un espectador: pasó a influir, decidir y ocupar un lugar central en la vida política.
Aquella llegada a la Secretaría de Trabajo y Previsión no fue un simple nombramiento. Fue el puntapié del liderazgo político de Juan Domingo Perón y el nacimiento del movimiento más influyente del siglo XX argentino.
Lo que empezó en 1943 sigue teniendo ecos hoy. Fue el momento en que los trabajadores obtuvieron, por primera vez, un canal propio en las decisiones del Estado.
Una fecha que, aunque haya pasado desapercibida para muchos en su momento, merece ser recordada como el día en que cambió para siempre el lugar del trabajador en la Argentina.