Algo que pasó en silencio en el Senado podría cambiar más cosas de las que parece. Y la pregunta que todos se hacen es qué significa realmente este movimiento y cómo puede impactar en la estrategia del peronismo en el Congreso. Para entenderlo, primero hay que mirar con detalle la jugada que hizo Gerardo Zamora y por qué puso en alerta al espacio que conduce José Mayans y a la propia Cristina Kirchner.
El gobernador santiagueño, que este viernes asumió su banca, decidió armar una bancada propia junto a Elia Moreno, reviviendo el sello Frente Cívico por Santiago. Este espacio ya lo había usado en su período como senador entre 2013 y 2017. Ahora vuelve con el mismo esquema: independencia del peronismo y margen de acción propio.

Aunque desde el entorno de José Mayans no pierden las esperanzas de retenerlo, la realidad es que Zamora está negociando desde otro lugar. Quiere más flexibilidad y no atarse por completo al bloque oficialista, algo muy parecido a lo que viene marcando la mayoría de los gobernadores peronistas.
La relación de Zamora con el kirchnerismo siempre fue zigzagueante. Fue un aliado clave de Cristina Kirchner en su presidencia, pero también un operador que supo equilibrar puentes cuando el clima político estaba tenso. No es menor recordar que en 2014, gracias al apoyo del peronismo, fue presidente provisional del Senado, un lugar estratégico en la línea de sucesión.
Después, su esposa Claudia Ledesma Abdala ocupó el mismo cargo durante la gestión de Alberto Fernández, mientras Cristina Kirchner presidía la Cámara Alta. O sea: Zamora nunca dejó de tener peso político en ese espacio.
En los últimos días, el santiagueño sumó un movimiento que generó ruido: recibió a Diego Santilli en medio de las negociaciones por el Presupuesto y las reformas impulsadas por el Gobierno nacional. Eso hizo crecer la idea de que Zamora busca un margen de negociación propio y menos dependencia del kirchnerismo.
La salida de Zamora y Elia Moreno reacomodó rápido los números. El bloque peronista pasó de 34 a 28 bancas, y si la ruptura se formaliza, quedaría en 26. De esos 26, cuatro pertenecen a Convicción Federal, un subbloque que ya avisó que no va a sumarse a la unificación que quiere Mayans.
En las elecciones de octubre, el Frente Cívico de Zamora se quedó con dos de las tres bancas en disputa, y Fuerza Patria retuvo la tercera con Pichón Neder, que sí seguirá alineado al kirchnerismo.
En la Cámara Baja, Zamora mantiene siete diputados propios, aunque hoy siguen dentro del bloque que conduce Germán Martínez. Él confía en que todo siga igual, pero los movimientos en el Senado reabrieron la posibilidad de que también haya cambios ahí. Si eso pasa, la estrategia de Cristina Kirchner para sostener la primera minoría podría complicarse.
La foto va a empezar a aclararse desde el miércoles, cuando juren los nuevos diputados. Ahí arrancan las nuevas negociaciones, acuerdos y reacomodamientos que van a marcar el ritmo político del Congreso en las próximas semanas.