Si hoy te preguntás qué movida política permitió destrabar la conducción de Diputados en la Provincia, conviene mirar un detalle que pasó medio desapercibido pero que puede cambiar todo en 2026. Porque lo que se vio en la sesión fue apenas la punta de un armado que mezcla negociaciones internas, promesas de apoyo y la tensión por el endeudamiento que necesita la gestión provincial. Y sí: ahí entran Máximo Kirchner, Diputados, Kicillof y un dirigente que hasta hace poco parecía jugar un papel menor.
La jugada que ordenó la Cámara
En la sesión preparatoria del 2 de diciembre, los nuevos legisladores juraron y se definió quién manejará la Cámara de Diputados bonaerense. Con 84 votos afirmativos y apenas dos abstenciones, el exintendente de Monte Hermoso, Alejandro Dichiara, terminó siendo elegido presidente del cuerpo.

Pero lo importante no es solo el número, sino el acuerdo detrás: Dichiara, dirigente cercano a Máximo Kirchner, asumirá la presidencia en 2026 y en 2027 llegará la rotación hacia Alexis Guerrera, figura del massismo. Un esquema pensado para evitar ruidos internos y mantener cohesionado un peronismo que hoy necesita estabilidad política para navegar un año complicado.
Cascallares afuera del centro y el mensaje a Kicillof
La rosca dejó un desplazado claro: Mariano Cascallares, el candidato que impulsaba Axel Kicillof. Terminó reubicado en una de las vicepresidencias. ¿Por qué? Porque el acuerdo mayor buscó algo más urgente que una preferencia personal: garantizar que el oficialismo tenga los consensos necesarios para aprobar la Ley de Financiamiento, clave para habilitar el nuevo endeudamiento provincial.
Apenas asumió, Dichiara mandó un mensaje que sonó a garantía directa: “Quédese tranquilo, señor gobernador: acá hay bloque… y una oposición responsable con ganas de acompañar, para que esa ley tenga el destino que todos queremos”.
En otras palabras: el acuerdo no solo arma la conducción, sino que asegura el voto para lo que más le preocupa hoy a Kicillof.
El orden de los agradecimientos habla solo
En su primer discurso, Dichiara agradeció en este orden: Cristina Fernández de Kirchner, Máximo Kirchner, Axel Kicillof y Sergio Massa. La secuencia no fue casual: refleja la arquitectura política que sostiene su llegada y muestra cómo se repartieron las fichas para evitar fracturas internas.
Qué significa realmente este esquema
Con la rotación pactada entre kirchnerismo y massismo, la Cámara baja queda como un puente entre las distintas corrientes del peronismo. No es solo una cuestión de nombres: es un mecanismo para asegurarse un 2026 sin turbulencias legislativas y con margen para avanzar con la agenda provincial.
Lo que falta ver —y acá queda el loop abierto— es si este equilibrio armado para aprobar la Ley de Financiamiento se mantiene firme cuando lleguen las discusiones más pesadas del año. Porque si algo dejó claro este movimiento es que, en la Provincia, la gobernabilidad se negocia voto a voto. Y lo que pasó en Diputados fue apenas el primer capítulo.
