Algo que pasó en Mar-a-Lago todavía está generando ruido en Buenos Aires… y no es solo por la foto del homenaje a Charlie Kirk. Detrás del viaje de Claudio Tapia hay un movimiento diplomático que, según cuentan en Washington, podría influir en la relación entre Argentina y Estados Unidos en un momento clave. Pero antes de llegar a ese punto, vale entender qué pasó y por qué importa.
Un viaje que abrió una puerta inesperada
El presidente de la AFA viajó a Estados Unidos, participó del homenaje en Mar-a-Lago —la histórica propiedad que Donald Trump convirtió en club privado para figuras de poder— y terminó insertándose en una trama que mezcla fútbol, política exterior y señales diplomáticas.
Un honor estar presente en Mar-a-Lago, en el marco del homenaje a Charlie Kirk.
— Chiqui Tapia (@tapiachiqui) December 7, 2025
Quiero agradecer, especialmente, a Felix Lasarte por la invitación a esta jornada tan importante. pic.twitter.com/cvhBprU64V
Durante la cena, Tapia charló largo y tendido con Felix Lasarte, asesor de la Comisión de Inteligencia del Presidente norteamericano. De ese intercambio salió algo fuerte: la invitación para que Tapia se reúna con Donald Trump en la Casa Blanca antes del Mundial, que arranca en junio.
La ausencia que generó ruido
Lo que volvió más político el viaje fue que ocurrió después de que Javier Milei cancelara su visita a Estados Unidos. Washington esperaba su presencia para fortalecer la relación bilateral, especialmente después del apoyo financiero clave para Argentina. Esa silla vacía dejó dudas… y el movimiento de Tapia terminó llenando ese espacio, aunque fuera de manera informal.
Por qué Tapia sí era esperado
En paralelo al clima político, Tapia venía de participar del sorteo del Mundial 2026 y de la final de la MLS. Su agenda en Estados Unidos incluyó reuniones con funcionarios encargados de la organización del torneo y del diseño de políticas deportivas globales. Para ellos, la presencia argentina era estratégica: nuestro país sigue siendo un actor relevante dentro del ecosistema FIFA.
En los encuentros se discutió logística, infraestructura y coordinación entre naciones. Para los organizadores norteamericanos, que Argentina esté cerca es clave para garantizar el éxito del evento.
El contraste con la tensión local
Mientras tanto, en Argentina el Gobierno venía cuestionando a la AFA. Hubo críticas públicas, incluso contra figuras como Lionel Messi, y declaraciones fuertes como las de Patricia Bullrich. Ese clima chocó con la recepción que Tapia tuvo en Estados Unidos, donde lo leyeron como un gesto institucional en un momento delicado.
La lectura en Washington
En los pasillos de Mar-a-Lago, su presencia fue interpretada como una señal de que Argentina mantiene un canal activo con Estados Unidos pese a las tensiones políticas internas. Hubo intercambio de información con dirigentes internacionales y una ratificación del peso del fútbol argentino en la escena global.
El punto central
La visita de Tapia terminó ocupando un lugar que el propio Gobierno dejó vacío. Y en un mundo donde las señales diplomáticas pesan, Estados Unidos tomó nota. Por eso este viaje, que parecía solo una actividad protocolar, terminó teniendo impacto político real.
El hilo que quedó abierto es qué pasará si finalmente se concreta la reunión entre Tapia y Donald Trump en la Casa Blanca. Y, sobre todo, qué lugar ocupará Argentina en la relación bilateral cuando el Mundial esté a la vuelta de la esquina.
