¿Quién conduce al peronismo hoy y por qué la provincia de Buenos Aires vuelve a ser clave? Esa es la pregunta que sobrevuela cada reunión, cada foto y cada gesto político. La respuesta todavía no está cerrada, pero en las últimas horas hubo señales claras que vale la pena entender paso a paso.
El peronismo atraviesa una crisis de liderazgo profunda y sin una conducción ordenada. En ese escenario, la provincia de Buenos Aires funciona como la caja de resonancia más grande del país. Lo que pasa ahí, impacta en todo el mapa político nacional. Y en ese tablero, un nombre empieza a tomar volumen propio: Axel Kicillof.
En un encuentro reservado realizado en el tradicional restaurante El Mangrullo, en Ezeiza, un grupo de intendentes de distintas provincias se reunió para hacer balance de la situación política y económica. El anfitrión fue el jefe comunal de La Matanza, Fernando Espinoza, junto a dirigentes del Movimiento Derecho al Futuro. La excusa formal fue el cierre de año, pero el trasfondo fue claramente político.
Participaron figuras con peso territorial como Gabriel Katopodis, Julio Pereyra, Gustavo Barrera y Francisco Echarren, además de intendentes de Córdoba, La Rioja, Chaco, Entre Ríos y Santa Fe. El hilo conductor fue el mismo: cómo sostener a los municipios frente al ajuste nacional y qué rol debe ocupar el peronismo en ese contexto.
El diagnóstico fue unánime. La crisis económica golpea fuerte, las obras están frenadas y el horizonte cercano aparece lleno de incertidumbre. En ese marco, empezó a tomar fuerza una idea concreta: ordenar y proyectar la figura de Axel Kicillof a nivel nacional como parte de una renovación del peronismo.
Según los participantes, el objetivo es claro: que el Gobernador bonaerense empiece a caminar el país con el respaldo de intendentes y gobernadores. No se habló de candidaturas, pero sí de liderazgo. Y también hubo definiciones fuertes. En la charla apareció la tensión con La Cámpora y una frase que marcó distancia: Cristina Fernández no estaría dentro de este nuevo esquema político.
Estos movimientos no son aislados. En paralelo, Axel Kicillof viene multiplicando reuniones con gobernadores como Gildo Insfrán, Sergio Ziliotto, Ricardo Quintela y Gustavo Melella. Juntos difundieron un documento donde cuestionan el ajuste del Gobierno nacional y reclaman una Argentina más federal, con producción, trabajo y educación como ejes.
El mensaje es simple y directo: las provincias están siendo desfinanciadas y obligadas a hacerse cargo de funciones que antes cumplía la Nación. Para el Gobernador bonaerense, el modelo actual es centralista y deja a muchas regiones sin herramientas para crecer.
Mientras tanto, puertas adentro del peronismo bonaerense también hay pelea. Se discute quién debe conducir el PJ provincial y si Máximo Kirchner continuará al frente. Los intendentes cercanos a Kicillof impulsan a Verónica Magario como alternativa y buscan llegar ordenados a la próxima reunión partidaria.
Nada está definido. Pero algo sí queda claro: en medio de la crisis del peronismo, la provincia de Buenos Aires vuelve a marcar el pulso. Y Axel Kicillof aparece, cada vez más, como una pieza central en esa discusión que recién empieza.