Hay una pregunta que empezó a circular en voz baja, pero que cada vez suena más fuerte: ¿hay un plan en marcha para liberar a represores condenados por delitos de lesa humanidad? La respuesta no está en un anuncio oficial, sino en conversaciones privadas, movimientos políticos y una palabra clave que vuelve a aparecer: indulto.

Esta nota explica, paso a paso y sin vueltas, qué se está discutiendo, quiénes están detrás y por qué el nombre del presidente aparece en el centro de la escena.

¿De qué se habla cuando se menciona un posible indulto?

La estrategia surge de sectores que desde hace años reclaman la liberación de militares condenados por crímenes cometidos durante la última dictadura. Con la llegada de Javier Milei al poder, esos grupos interpretaron que se abría una oportunidad política que antes no existía.

La idea central es simple de entender: impulsar un indulto presidencial que permita liberar a los represores que aún están presos. Para eso, buscan construir un argumento de “pacificación”, similar al que usó Carlos Menem en los años 90.

Pero hay un problema clave: hoy no hay ex integrantes de organizaciones guerrilleras presos. Entonces, para justificar una medida “para todos”, algunos sectores promueven reactivar causas judiciales contra figuras del pasado, con el objetivo de equilibrar la balanza y luego indultar a ambos lados.

El rol del Congreso y las alianzas políticas

Aunque el indulto puede firmarse por decreto, el clima político es determinante. En ese escenario aparecen nombres fuertes. Uno es Patricia Bullrich, señalada como una aliada clave de los sectores que impulsan la liberación, especialmente por su rol en habilitar visitas de diputados a represores presos.

Otro nombre central es Victoria Villarruel, vicepresidenta y referente histórica del discurso de “memoria completa”. Si bien no hubo anuncios formales, los reclamos públicos y privados hacia el Gobierno existen desde el inicio de la gestión.

¿Por qué ahora vuelve el tema a la agenda?

Durante 2024 hubo reuniones entre diputados libertarios, abogados defensores de represores y referentes religiosos. El plan avanzó hasta que se hizo público un encuentro en el penal de Ezeiza, lo que generó un escándalo mediático y obligó a frenar la iniciativa.

Sin embargo, lejos de desaparecer, la estrategia se reconfiguró. Hoy la apuesta es más directa: que el presidente Javier Milei tome la decisión política. Según quienes impulsan el reclamo, si el indulto no sale, quedará claro que el Gobierno no está dispuesto a avanzar.

Qué está en juego

No se trata solo de presos o causas judiciales. El debate toca fibras profundas de la historia argentina y divide aguas en la sociedad. Para los impulsores, es una deuda pendiente. Para otros, es un retroceso grave en materia de derechos humanos.

Lo cierto es que la discusión está abierta. Y aunque todavía no hay firma ni decreto, el tema volvió a la agenda política. La pregunta ya no es si se habla del indulto, sino quién se hará cargo del costo de llevarlo adelante.