A simple vista, parecía una semana ganada para el Gobierno. Pero debajo de los festejos, quedó una señal clara que todavía incomoda al oficialismo. La Libertad Avanza logró algo histórico en el Congreso, aunque la matemática parlamentaria le recordó rápido que no alcanza con celebrar. Ese contraste marca el verdadero clima político que se abre desde ahora.
Esta semana, La Libertad Avanza se convirtió en la primera minoría en la Cámara de Diputados, con 95 bancas propias. Superó por apenas dos escaños a Unión por la Patria, tras un armado fino de bloque y pases de último momento. El dato no es menor: cambia el reparto de poder interno, el control de comisiones y la capacidad de influir en la agenda parlamentaria.
El momento en que Nicolás Massot pide a los de Provincias Unidas que se sienten para dar quórum pic.twitter.com/cj2g2UO6x2
— Jesica Calcagno (@Jesi_mc) December 17, 2025
Con ese nuevo escenario, el oficialismo consiguió un armado de comisiones favorable y la chance de acercarse al quórum con aliados. Pero el mensaje fue claro desde el arranque: ser primera minoría no es lo mismo que tener mayoría.
En Diputados, el balance fue positivo puertas adentro. En la primera sesión con esta nueva correlación de fuerzas, el oficialismo avanzó con tres dictámenes clave y ganó 19 de 20 votaciones en el recinto. El resultado concreto fue la aprobación de dos leyes: el Presupuesto 2026 y la ley de Inocencia Fiscal.
Sin embargo, no todo salió como se esperaba. El rechazo al capítulo XI del Presupuesto, donde el Gobierno buscaba derogar leyes sensibles como Emergencia en Discapacidad y Financiamiento Universitario, obligó a recalcular. En el oficialismo admiten que la redacción de esos artículos pudo haber espantado votos aliados.
En el Senado, el escenario fue todavía más áspero. Patricia Bullrich, al frente de la estrategia libertaria en la Cámara alta, había cerrado acuerdos con bloques dialoguistas para avanzar rápido con la modernización laboral y el Presupuesto. El plan era ambicioso: comisiones exprés y sesión antes de Navidad.
La realidad frenó ese envión. Ante las dudas de los aliados, el oficialismo puso en pausa el tratamiento del mega proyecto laboral. La prioridad ahora es asegurar el Presupuesto y dejar el resto de las reformas para febrero.
El momento más tenso se vivió en Diputados durante la sesión del Presupuesto. A las 14.27, el quórum pendía de un hilo. El PRO demoró su ingreso y el bloque de Provincias Unidas jugó al límite, marcando diferencias por el reparto de comisiones. Finalmente, se sentaron a último momento y habilitaron la sesión.
El mensaje político fue explícito. Nicolás Massot lo dijo sin rodeos: el quórum no está garantizado y cada voto se negocia. Hoy, La Libertad Avanza es el bloque más grande, pero todavía le faltan 34 diputados para tener número propio. En el Senado, la distancia es de 16 bancas.