Tensiones en el Movimiento Evita: la candidatura de Mariel Fernández agudiza la interna peronista

La inclusión de Mariel Fernández como candidata a vice de la lista de Cristina Kirchner ha provocado fisuras en el Movimiento Evita, generando malestar en sectores afines a Axel Kicillof y exponiendo las crecientes divisiones en el peronismo bonaerense.

23-10-2024 - Por Visión Política

Tensiones en el Movimiento Evita: la candidatura de Mariel Fernández agudiza la interna peronista

La reciente inclusión de Mariel Fernández como candidata a vice en la lista que encabeza Cristina Kirchner ha vuelto a encender las tensiones internas en el Movimiento Evita. Este movimiento, que siempre ha tenido una relación compleja con el peronismo, se enfrenta ahora a una de sus crisis más visibles, especialmente en su ala bonaerense. La falta de consenso en torno a la decisión de Fernández ha generado incomodidad, particularmente entre los sectores del Evita cercanos a Axel Kicillof, quienes reclaman que esta decisión no fue discutida internamente, lo que puede comprometer la estrategia electoral del movimiento.

El principal problema radica en la sensación de que la participación de Fernández en la interna peronista impacta directamente en La Patria de los Comunes, el partido propio del Evita. La fragmentación de fuerzas dentro del mismo espacio puede resultar perjudicial para una organización que busca consolidar su identidad y autonomía dentro del espectro político. Como señaló un dirigente del Evita: “Meterse en la interna del PJ confunde a nuestra militancia y complica al armado de La Patria de los Comunes”.

Sin embargo, más allá de los reclamos, lo que subyace es una creciente división dentro del movimiento que va más allá de la candidatura de Mariel Fernández. La cercanía que sectores del Evita, como Gildo Onorato y Eduardo Ancona, han desarrollado con Kicillof en los últimos meses contrasta con la afinidad que otros dirigentes, como Leo Grosso y la propia Fernández, han demostrado hacia Máximo Kirchner. Esta dualidad de lealtades podría ser el síntoma de una fractura más profunda que, en última instancia, podría debilitar la cohesión interna del movimiento.

En este escenario, la cuestión de la unidad peronista se vuelve más delicada. Kicillof, un fuerte defensor de la unidad, ha manifestado en más de una ocasión su rechazo a las lógicas de confrontación dentro del partido, afirmando que “la lógica de sometido o traidor causó malos resultados”. No obstante, la irrupción de Mariel Fernández en la interna kirchnerista amenaza con reavivar precisamente esos conflictos que Kicillof trata de evitar.

Por otro lado, la reciente intimación de la Justicia Electoral para regularizar los órganos de La Patria de los Comunes añade un elemento de urgencia a la situación. La necesidad de convocar un plenario provincial para debatir estas cuestiones se vuelve imperativa, pero la realidad es que el clima de tensión dentro del Evita complica cualquier intento de diálogo constructivo. Como bien expresó una fuente del movimiento: “No es el momento de estar discutiendo estas cosas, pero todo esto te pone en la instancia de tener que hablarlo por más que no quieras”.